-¿Cómo se pasa de político de izquierda a empresario de hotel?   

-Siempre me había gustado rehabilitar edificios y surgió la oportunidad con este antiguo cortijo, que está entre Doña Mencía y Zuheros (Córdoba). Como empresario, procuro ser justo con los trabajadores. Ahora trabajan 12 personas en nómina, pero ojalá tuviera 120 para pagarles los salarios del convenio.

-¿Todavía es de izquierda?

-Me considero más de izquierda que cuando estaba en la política. Cuando veo que los políticos destrozan la vida y la economía de muchas personas, me rebelo. Cuando Anguita y yo cuestionamos los acuerdos de Maastricht, se nos dijo de todo. Ahora incluso se plantean echar a países del euro.

-Tras el 22-M, se ha vuelto a hablar de la pinza de IU y PP contra el PSOE...

-No es un problema de IU. Es un debate que está abierto en la sociedad. 

-¿Las pinzas benefician o perjudican a IU?

-Los tiempos de la pinza, que fueron entre el 94 y el 95, son los de los mejores resultados de IU en Andalucía. Ahora me han vuelto a citar para bien y para mal. En aquellos años hubo mucha demagogia, se mintió mucho, porque el PSOE estaba a la desesperada y volcó todos sus medios contra nosotros. Chaves, con Zarrías, Caballos y Torres Vela, entre otros, decidió: o quemamos a IU o la llevamos al abismo.

-¿Eso es lo que va a contar en el libro que escribe con Julio Anguita?

-En el libro, La pinza o el miedo escénico, contaremos la verdadera historia de aquello. Publicaremos mucha documentación. Hubo amenazas, traiciones, chantajes y mentiras. Lo diremos todo.

-Anguita dijo recientemente que las políticas más duras de derecha en España las hizo el PSOE...

-Estoy de acuerdo con eso. Uno es de izquierda si hace política de izquierda. Si la hace de derecha, no lo es.

-¿IU no debería pactar nunca con el PSOE?

-Depende… Depende de la situación política y de lo que pacten. IU venía del eurocomunismo, quería llegar al poder. Pero cuando llegó a gobernar, vio que el poder no estaba en los gobiernos, sino en otros lugares. Tras el 22-M, hay que repensar cosas. Puede ser mejor tener un poder en la sociedad, mezclado con las instituciones.  

-¿Valderas debe apoyar a Griñán en Andalucía, si necesita sus votos?

-Valderas ya está comprometido. Ni siquiera ha preguntado a las bases. Ya ha vendido la primogenitura por un menú de carretera. Eso le puede pasar factura a IU en las elecciones.

-Después de la pinza, también perdieron votos...

-Nosotros llegamos a acuerdos con el PP para regenerar la vida corrupta que el PSOE mantenía en Andalucía. Cuando nos criticaron por la pinza, pasamos de 700.000 a 600.000 votos. Después llegó un momento vergonzante, en el que IU llamaba en la puerta del PSOE para apoyarlo y bajaron a 300.000 votos. Conmigo hubo 20 escaños primero y 13 después. Con la otra política han tenido 8, 11, 6 y 6.

-¿Rejón apoyaría a Griñán o a Arenas?

-No es cuestión de personas. Tengo amistad con los dos. Con Griñán compartí escaño en el Congreso de los Diputados, intercambiábamos libros. También he tenido una buena relación con Borbolla. No así con Chaves, que no es un hombre de palabra, ni de fiar.

-Pero su amistad con Arenas es pública y notoria.

-Es cierto que tenemos una magnífica amistad, que viene de hace tiempo. Cuando él militaba en el PDP, su hermano estaba enfermo. Él lo cuidaba, y como a veces no podía preparar los debates, me pedía notas y que interviniera yo antes, para orientarse. Fue un apoyo humano. Pero hemos tenido intervenciones duras uno contra otro. Sólo coincidimos en la necesidad de regeneración.

-En la campaña se lo encontró en Baena y fue corriendo a saludarlo…

-Que eso llame la atención demuestra cómo está la política. Lo vi en Baena, al salir del instituto. Es mi amigo y nos abrazamos. Hablamos de temas personales.

-Se presentó casi como un apoyo electoral al PP.

-El mismo día, en Córdoba, fui a un mitin de Andrés Ocaña, que era el candidato de IU y que también es amigo mío. Y por la noche, en la Feria, saludé a Juan Pablo Durán, candidato del PSOE.

-¿Tiene amigos de todos los colores políticos?     

-Sí, no soy un hipócrita. Por ejemplo, soy amigo de Rosa Aguilar, que viene con cierta frecuencia a descansar en el hotel. Pero cuando le pidió perdón a Felipe por sus críticas en el pasado, yo escribí un artículo contra ella.

-Con su hotel rural parece que le va bien.

-La Hacienda Minerva es el hotel de cuatro estrellas mejor valorado en un radio de 100 kilómetros. Los propietarios somos la familia Suárez y la familia Rejón. Siempre me gustó el turismo rural y rehabilitar cortijos. Es un crimen el abandono que sufren. El futuro de esta zona debe estar en el turismo rural y la agricultura.

-¿Le han ayudado con subvenciones?

-En lugar de subvenciones y ayudas, me han puesto zancadillas de todo tipo, por ser quien he sido. Hubo un informe de la Delegación de Innovación para incentivos regionales que decía que yo quería hacer casitas para venderlas.

-¿Está infravalorado el turismo rural?

-¿Cómo se ayuda? Puede que no con más subvenciones, sino con menos problemas. Hay que solventar las microinfraestructuras; por ejemplo, mejorar la carretera de acceso.

-¿Invertirá en más hoteles?

-Me gustaría, pero la banca no está por la labor. Esto lo hicimos de la nada. En 2004, cuando vinimos al cortijo, le quedaban 12 días para ser demolido. Hemos reutilizado materiales, por ejemplo mármoles que estuvieron en el hotel Meliá de Córdoba o unas puertas del Casino de Antequera.

-¿Volverá a la política?

-Estoy muy bien así. Ya di 30 años, y tuvo un coste en familia, amistades y dinero. Me fui de la política más pobre de lo que entré.