Situada en la calle Cielo se encuentra la única destilería artesanal de la provincia, con más de cien años de historia, que elabora el Cacao Pico y donde la empresa Casalbor Wines & Spirit está elaborando una nueva marca de refrescos denominada INDI Premium, que recoge la tradición centenaria en la elaboración de licores partiendo de las materias primas que llegan a los puertos de Cádiz y Sevilla desde América y Asia desde hace más de quinientos años para la realización de estas nuevas bebidas.

Esta renovación por parte de la empresa nace de la iniciativa de crear una tónica de origen natural sin conservantes ni colorantes que recoja las esencias de los diferentes ingredientes empleados como son la corteza de quino o el cardamomo de la India, elementos que se han usado desde hace siglos para la cura de enfermedades como las fiebres y la malaria y que ahora se utilizan como bebidas refrescantes para la vida diaria o como ingredientes para mezclar con la ginebra.

Después de 170 pruebas, cuando obtuvieron el producto idóneo decidieron sacarlo al mercado. Ya hace aproximadamente dos años y medio que está a la venta, obteniendo muy buena respuesta tanto en nuestro país como en otras naciones como por ejemplo Alemania, donde en la actualidad es muy demandado. Tanto es así que se lanzaron a crear más sabores como son Lemon Tonic, Seville Orange y la última incorporación de Black, que sería un refresco de cola pero que decidieron llamarlo así para diferenciarlo de otras marcas mundialmente conocidas.

El proceso de elaboración de este tipo de bebidas es parecido al que se someten licores como Cacao Pico. Primero se maceran todos los elementos naturales para extraer todas sus propiedades, dependiendo del tipo de refresco que se quiera obtener. Por ejemplo, para Lemon Tonic se emplea la piel de limones del Valle del Guadalquivir, la piel de lima persa, yuzú japonés, flor de azahar de Sevilla, corteza de quino y azúcar de caña y blanca. Todo ello se macera en garrafas tradicionales de veinte litros durante dos meses y medio como mínimo dependiendo de cada ingrediente natural.

Tras esta maceración tiene lugar la destilación en alambiques artesanos casi centenarios, cada uno requiere un tratamiento cuidadoso y personalizado, ya que cada uno tiene denominación propia. Estos son de cobre ya que es el mejor metal que existe ahora mismo como conductor y no funcionan con fuego directo sino que son calentados al baño María para así conseguir respetar la naturaleza de los diferentes productos botánicos, conservando la máxima pureza e intensidad de sabor y aroma.

Después de la destilación solo falta enfriar el producto y mandarlo a Sevilla, donde lo carbonatan de manera artesanal, insertando una pequeña burbuja por inyección que afecte lo menos posible al sabor de la bebida.

La presentación de este refresco es en botellas de cristal serigrafiadas, con lo cual no se pueden reutilizar, cosa que desde Alemania les exigen y por lo que ahora tendrán que emprender un nuevo proyecto de etiquetado de botellas.

Durante la cata de estas bebidas, se aprecia el sabor único de las mismas, que no tienen comparación con otros refrescos conocidos. Se distinguen por tener poco gas y eso conlleva que por ejemplo Seville Orange tenga un intenso sabor a naranja y mandarina que no lo disfraza el gas, como ocurre con otras marcas internacionales. Además en este refresco en concreto se aprecia la pulpa de la naranja, que se queda debajo de la botella por lo que hay que moverla para que al beberla se exprima su máximo jugo.

Estas bebidas están dirigidas a un cliente gourmet que sea exigente con los productos que toma en su día a día. Por ello, solo se podrán encontrar en algunos restaurantes de la ciudad y en muy pocos supermercados como Hipercor o El Corte Inglés.