El centro cultural Alfonso X el Sabio acoge desde el pasado miércoles y hasta el 14 de septiembre, una exposición que une escultura y pintura. La parte tridimensional corresponde al escultor Juan Gallardo Bernal, en cuanto a la parte pictórica está realizada por su hija, la pintora Ariadna Pedemonte.

La muestra, explicó Juan Gallardo, se titula Demiurgia porque Demiurgo es el ser superior único de antaño que cuando ve la masa informe de la materia le desagrada y a partir de las ideas construye la realidad que conocemos. Las esculturas de Juan Gallardo representan, a partir de cerámica blanca, negra y roja, pequeños microcosmos, "Cada obra tiene una unidad en sí misma, como si fuera rescatada o inspirada en un entorno real, aunque desconocido. La temática discurre desde la naturaleza a la arquitectura, a través de los tiempos, donde encontramos la clave: el misterio de la creación". Tienen gran dificultad técnica ya que utiliza un barro muy tierno. El tiempo medio que necesita para la creación de las obras tridimensionales, con la idea previa que desarrolla en un boceto de papel, un dibujo hecho con grafito, es de ocho horas. "Posteriormente hay que tener cuidado con el secado y estar pendiente para conseguir el resultado final esperado", destaca el autor.

La parte pictórica corresponde a Ariadna Pedemonte, hija del escultor. La pintora ha expuesto ya tanto en solitario como en muestras colectivas en diversas ciudades como Sevilla, Granada o Salamanca, pero en esta ocasión es la primera vez que exponen juntos padre e hija. Juan Gallardo explicó a este periódico que "cuando solicité este centro para exponer, el espacio era demasiado grande para mi muestra - soy profesor de la Escuela de Bellas Artes de sevilla y no tengo mucha disponibilidad- y Ariadna se ha encargado de la parte pictórica y yo de la tridimensional. El resultado pienso que ha sido muy bueno".

La muestra de Ariadna se inspira en los laberintos, una reflexión del ser humano que forma parte de un todo. Las obras de esta serie muestran extensiones del ser humano, sobre todo de las cabezas, ya que "los pensamientos en sí mismos son laberínticos, a través de las emociones y los pensamientos nos construyen", afirma la pintora. Otra de las series representan el infinito, también laberíntico a través de una serpiente que no tiene principio ni fin y cuyo inicio y final son cabezas que se encuentran en un beso. Quiere representar el tiempo cíclico; las cosas siempre se repiten. Por último, la serie que completa la muestra utiliza materiales novedosos, como CDs de música.

Entre las dos técnicas artísticas hay una relación, ya que según Ariadna "son materiales diferentes, pero las dos reproducen algo inventado y reflejan lo que el ser humano tienen dentro".