El Cádiz CF Virgili encajó ayer en su pista ante el Mundoseguros Triana su segunda goleada consecutiva (2-7), de nuevo ante un rival directo en la lucha por la tercera plaza como el anterior fin de semana en Coín (5-0) y otra vez de forma un tanto inexplicable. O quizás no tanto, porque un equipo que recibe tres goles en fallos defensivos nada más empezar siempre lo tendrá ya muy cuesta arriba.

Todos los planes de Miguel Gago, todo el trabajo de la semana, se fue al traste en un visto y no visto. A los 20 segundos, un fallo garrafal permitió a los sevillanos marcar sin portero (0-1). Para colmo, el nerviosismo de los locales se juntó con el saber hacer de los visitantes, cuyo portero optó por mandar balones largos que dieron lugar a un par de imprecisiones seguidas que se tradujeron en el 0-3.

Con el marcador ya bastante adverso, los panaderos intentaron rehacerse y acortaron distancias (1-3), pero un buen gol del Triana (1-4) cortó de raíz la reacción y la ejecución de una falta sin barrera de 10 metros terminó por helar el ambiente del Ciudad de Cádiz. El 1-5 al descanso era incontestable.

Gago trató de levantar el ánimo de los suyos en el vestuario. Les habló de la confianza y la fe. Pero de poco sirve todo si se continúan cometiendo errores o no se mantiene la concentración necesaria. Así se pusieron los sevillanos con un 1-7 en otro minuto. El Cádiz CF Virgili era un bloque descompuesto, roto, sin norte. Ya no había nada que hacer. Posiblemente por ello, ya sin presión, los locales ofrecieron sólo al final su mejor versión.