Santiago Segura. Actor y director

"No soy de ningún partido político porque ya me defraudo yo solo"

  • El liderato en la taquilla española de 'Torrente 5: Operación Eurovegas' ratifica un nuevo éxito entre el público del detective privado más célebre y peculiar del cine de este país.

-Al parecer, David Fincher no ha podido frente a Torrente 5: Operación Eurovegas en taquilla, que sigue liderando la recaudación. 16 años después del inicio de la saga, ¿tenía claro que no habría quien le hiciese sombra o las dudas siempre están ahí?

-Parto de que mucha gente es fan de la saga. Pero por supuesto no quiero hacer lo mismo, quiero superarme. El vértigo es ese, que no puedo hacer cualquier cosa. Hay gente que la espera, y eso es una responsabilidad; si nadie te espera, pues bueno... Al haber gente que confía en mí, hay más presión. Intento siempre hacerlo mejor, y no siempre sale. Con esta película estoy muy contento, además creo que me ha quedado muy redondita. Pero mi misión es que la gente salga con una sonrisa de oreja a oreja. Mi prueba de fuego es meterme en una sala de cine y escuchar de principio a fin: si hay risas cada dos minutos o así, ya estás feliz.

-Comenta que el filme le ha quedado muy redondo. ¿Sería un final digno para Torrente?

-Me gusta tanto cómo ha quedado que creo que es un buen broche para una saga. Me gustaría dejarlo en lo alto. Ahora veo complicado hacer Torrente 6. La gente está yendo al cine muchísimo a ver la película, y aun así todavía no hemos recuperado la inversión, algo que a estas alturas sí habíamos hecho con Torrente 4.

-Son tiempos complicados para el espectador...

-Aquí vamos a tener que hacer mucho esfuerzo de mantenimiento, que la gente vaya a ver la película. Torrente gusta, yo lo noto, la gente me pide fotos por la calle y les pregunto si han visto la película y me dicen que todavía no, que tienen que ir... No hay tanta costumbre de ir al cine. Además, creo que estamos en un momento crítico en el que la gente dice "de qué me quito". Y de lo primero que te quitas es de ir al cine, no vas a quitar a tu hijo de comerse un filete o un plato de sopa. Al final el espectador está muy presionado. Todo este rollo que nos están vendiendo de que salimos de la crisis... A ver si es verdad, pero eso tendré que verlo y palparlo.

-Torrente 5 parodia la hipotética España de 2018. ¿El presente de este país es tan cómico que no ha querido rivalizar con él?

-Es justo eso. No es que sea cómico, es que es muy torrentiano. Salían noticias que me dejaban patidifuso, ¿cómo podía superar ese surrealismo? Si yo pongo en una película que Froilán se dispara en el pie, que su abuelo tiene problemas con los elefantes y con Corinna, todo el entramado de Gürtel, de Bárcenas... ¡Increíble! Entonces dije: la voy a hacer en futuro y así todo es más creíble.

-Usted ofrece una mirada ácida y despiadada de este país. ¿Se siente heredero de una tradición, de esos autores que supieron reírse de las miserias nacionales, como Berlanga o Azcona?

-Me encantaría tener esa herencia, nada me haría más feliz. Pero me parece muy presuntuoso por mi parte decir que sí. Lo que sí hay es admiración por esos individuos. Recuerdo El pisito y El cochechito, incluso El verdugo, como películas que me dejaron marcado porque eran muy ácidas. El pisito, si no llega a ser por López Vázquez, que logra salvar el mal rollo de la película, no sería una comedia sino un drama. Por eso me gusta estar siempre rodeado de cómicos, para mí es un seguro de vida en la comedia tener un buen plantel. Puede haber personajes más faranduleros a los que me gusta retar a que actúen y queden bien y salven la papeleta, pero es un seguro tener a cómicos como Fernando Esteso, Florentino Fernández, que tiene un timing cómico alucinante, o gente de nueva hornada como Carlos Areces y Julián López.

-En su saga ha involucrado a clásicos de la cultura popular como Tony Leblanc o Fernando Esteso. ¿A qué otro referente con el que no haya trabajado le gustaría rescatar?

-He trabajado casi con todos los actores a los que he admirado. El único con el que tengo esa espinita es Arturo Fernández. Alfredo Landa no llegó a estar en Torrente, pero sí trabajé con él en El oro de Moscú; López Vázquez estuvo en la segunda de Torrente y Juanito Navarro también... Con Mariano Ozores no pude trabajar... Siento gran veneración por esa gente que toda la vida se ha dedicado al humor y ha hecho reír.

-Tras haber trabajado con Woody Allen en Blue Jasmine, ¿cómo logra convencer a un actor del nivel de Alec Baldwin?

-Woody Allen... Y hace la mía y ahora está en Londres con Tom Cruise rodando Misión Imposible 5. Cuando escribía el guión pensaba en una estrella de Hollywood, pero de un perfil más bajo, no en un tío que estuviera en el candelero. Tuve la gran suerte de hacerle llegar el guión a través de sus suegros, que son españoles... Está casado con una chica de procedencia española, Hilaria. Y dijo: "¿Esto qué son, quince días?". Se miró el guión, se descojonó y eso fue lo que le convenció. Tiene mucho sentido del humor. Alec ha hecho muchas películas, pero también muchos programas de sketchs. Además ha estado siete temporadas con gran éxito en Rockefeller Plaza, una serie de la que yo era seguidor y donde me parecía que estaba soberbio. Por medio del representante hubiera sido imposible, porque en Hollywood se llevan más del 20% del dinero y los sueldos menores de un millón de dólares ni los consideran.

-¿Cómo se las ingenia para dirigir, por un lado, a Baldwin y, por otro, a personajes como Cañita Brava o Barragán sin acabar trastornado por ese contraste?

-De verdad, no me gusta darme bombo, pero eso sí tiene mérito. Mezclar en una película a Alec Baldwin con Cañita Brava, Jesulín, Florentino, Barragán... Y hacer que eso funcione, que te creas la historia y no te saquen al momento, y que no se piense que están sobreactuados o que actúan mal. A veces la gente sale de la película y les pregunto si les ha chocado, y me dicen que Jesús está muy bien, que parece un cómico más... Y eso tiene mucho mérito. Y Alec, igual. Estar por ejemplo al lado de dos frikis como Bigotes y Dientes, el orgullo y la vergüenza de Linares, que son terribles y gamberros... Alec se hizo enseguida con ellos. Un ejemplo, la secuencia en la sala de ordenadores donde supervisan el robo.

-En los 90 obtuvo tres Goyas, pero la Academia dejó de tener debilidad por usted. ¿A qué se debe? ¿Los académicos son poco fans de Torrente, les falta humor para valorar la comedia...?

-Tiene que haber Goyas para todo el mundo. Ojalá no me den un Goya nunca más y siga la gente interesándose por mis películas, ese premio no lo cambio por ningún Goya. Respetándolo y valorándolo, porque si me lo diesen me haría mucha ilusión. Pero tampoco hay que ser egoísta, o sea, que teniendo el favor del público, si encima la Academia me llenase de Goyas hasta me sentaría mal. Prefiero que la gente siga riéndose y yendo al cine y que la Academia le dé los Goyas a otros.

-Ocho apellidos vascos, El niño, La isla mínima y ahora Torrente. Pese a los desencuentros entre el Gobierno y el sector del cine, el porcentaje de taquilla nacional este año va a ser casi un milagro...

-¡Es que es un milagro! Pero a mí me da pena, porque no hay que vivir de milagros. Se trata de hacer una política inteligente, de protección y de incentivos a la cultura. Este tema para mí es muy serio. Miro a Francia y me da una sana envidia, lo tienen muy bien pensado. Y no este sistema de subvenciones español, que es absurdo. El Estado francés no pone un duro en el cine, pero el 11% de las entradas son para un fondo de subvención al cine; se subvencionan a sí mismos. Podemos hacer eso de sobra. En Francia tienen el 5% de IVA; nosotros, el 21%. Con un 5% podríamos hacer un fondo de un 15% para el propio cine y subvencionarlo con eso. Ahora mismo recauda más el Estado del cine de lo que él puede darle, y no me parece mal que se beneficie de una industria saneada, pero para eso tiene que sanearla y ayudarla con leyes inteligentes. En Francia lo suyo es que hagan más del 50% de cuota de mercado con cine francés, y si aquí llegamos al 24% este año tiraremos cohetes. Siempre estamos en un 12%, un 15%. Es ridículo.

-¿Es un problema cultural, estructural o hay que ir más allá?

-No hay más que mirar las leyes de Francia y hacerlo parecido... Pero no vamos a fijarnos en lo que está funcionando, claro, siempre miramos a Grecia, a Italia. Vamos a hacerlo mal. Este Gobierno que hay ahora hace cuatro días estaba en la calle diciendo que la subida del IVA era terrible para el consumo y que era una ruina. Pero llegan al Gobierno y son ellos los que suben el IVA, y así no vamos a ningún lado. Yo estoy en campaña con mi película y prometo risas, si no cumplo habrás perdido los 5 ó 6 euros que te hayas gastado en el cine, pero cuando yo soy político, tengo un programa y no lo cumplo, eso es más serio.

-Que una parte del público se ofenda por el comportamiento del personaje y catalogue la película de machista o racista...

-Me parece muy ridículo que a día de hoy se siga hablando de películas racistas, machistas, casposas... Perdonen, racista, machista y casposo es el protagonista, la película no tiene nada que ver. Menos mal que hago de Torrente y lo que me dicen por la calle es "¿qué le ha pasado al Atleti?, ¿y El Fary?". Si interpretase a un asesino de niños, en los colegios las madres me tirarían piedras. Al final he llegado a impermeabilizarme y a trabajar para la gente que entiende el humor, tiene un poquito de ironía y sabe diferenciar entre persona y personaje, y entre crítica y apología. Y luego está la cantidad de imbéciles, y lo digo con todas las letras, que no han visto ninguna de las películas y se atreven a criticarlas. Somos tan listos a veces, que eso de prejuzgar en España está a la orden del día. ¿Y qué es eso de enfrentar siempre las cosas?, rojo o facha, taurino o antitaurino, del Barça o del Madrid. Prefieren etiquetarte, y yo tengo ideas propias. No soy de ningún equipo... ni de ningún partido político porque ya me defraudo yo solo.

-Levantar una producción como la suya, que incluye costosas escenas de acción, debe conllevar quebraderos de cabeza.

-Muchísimos. La comedia es más agradecida porque trabajas con seres humanos, pero la acción es muy técnica y muy pesada de rodar. Me aburre mucho la acción. Aunque en pantalla sí me gusta hacer secuencias que la gente piense que no están mal para ser una película española con un presupuesto reducido. Aquí he logrado mi sueño, empezar de abajo, ir subiendo, que el ritmo no decaiga. Y acabar en alto, a lo que me han ayudado mucho Sabina, del que soy muy fan, y la chirigota. Me parece que las chirigotas de Cádiz tienen una gracia y un arte... Acabar así es un lujo asiático, aunque la verdad es que acaba con un chistecillo al final, pero como la gente se levanta en los créditos, pues se lo pierden.

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