Localidad: Cádiz

letra y música. La agrupación.

director. Juan Luis Soto Velázquez.

el tipo. Parejas de la tercera edad que son el sustento de su familia.

En cuartos: Esta versión ácida de 'Los del año catapún' vuelven a las tablas para decirle a Pablo Iglesias: "nosotros sí que podemos". Más crítica que graciosa presentación. Ese mismo espíritu, el de no dejar títere con cabeza, se respira en el resto del repertorio, lo mejor de esta agrupación, estar en pie de guerra. Y lo más simpático de lo nuevo de este pase, el estribillo que dice que "si vino una comparsa cantando a la Macarena, nosotros cantamos al cristo de las Penas (con una imagen de Vicente Sánchez)". Pasodobles de sabor clásico. En el primero retan a los gobernantes que dicen que la crisis ha acabado con el caso de una familia que tiene que volver a casa de los abuelos para poder vivir con la paguita de la jubilación. A doña Cristina su segunda letra. ¿Por qué roba si no le falta de nada? se preguntan los viejecitos que no "perdonan" la falta de respeto y esperan que la hermana del Rey "agache la cabeza". Cuplés interpretados mitad los viejitos, mitad las viejitas. A Gran Hermano VIP ("vividores, idiotas y putas") y segundo a los cantantes con miedo escénicos. Reguleros. El popurrí tiene un par de  cuartetas simpáticas pero me parece que hasta aquí llegaron. 

En preliminares: Estos viejecitos vienen con el mismo soniquete que aquellos otros ancianos de Tino Tovar, ‘Los del año catapum’, pero con distintos, aunque también pegadizos, versos: “Y así gastamos la paga porque mi nieto no veas como traga”. Estos abuelos son quizás más sufridos. Abuelos de estos tiempos que nos tocan vivir, abuelos que sostienen a la familia con su pensión. “Pablo Iglesias, nosotros sí que podemos”, le gritan al líder del nuevo partido en una presentación más crítica que graciosa, aunque tiene sus toquetazos. Y es que esta chirigota, reina de la rebeldía y la transgresión, comienza más comedida que en otras ocasiones. Impresión que se desvanece durante el popurrí donde cargan fuerte contra el gobierno municipal y donde reservan sus destellos de ánge, “lo de Zona Franca es contradictorio, le quieres dar vida y le pones tres tanatorios”. Ole. O esa entrada parodiando al vocalmente dotado Tron.   

Sí que se mantienen fieles a la melodía de sus pasodobles, volviendo la cara a lo añejo, al gaditanismo y con mejor suerte en la entonación que en otras ocasiones. En las letras sí que retoman ese tono recatado al que no estamos acostrumbrados. Homenajean, en primer lugar a esos abuelos que ahora “están haciendo por sus nietos lo que no hicieron por sus hijos”. Mayores que sacan a sus nietos a dar una vuelta y que “sacan a la familia para adelante”. En la segunda pieza optan por la crítica a los intérpretes-rollazos de comparsas y chirigotas, con “más gomina aunque menos purpurina” que en sus tiempos.  

Los que sólo cantan en un grupo por dinero y fama. Crítica, sí, pero comedida. Cuplé cantado a medias entre los viejitos y la s viejitas. En el primero el pequeño Nicolás sale en la ecografía de su futuro nieto.  Enfrentamiento sexual en el segundo. Estribillo cañero y un popurrí que es lo mejor del repertorio con su cuarteta de oye Teo y la de las uvas de Canal Sur.