La vuelta al Cádiz a la categoría de plata resultó positiva por doble motivo. El primero, por el empate obtenido en el terreno del Almería, un rival complicado. Puntuar fuera de casa en una buena manera de abrir el telón, y más con una base heredada de la pasada temporada en la división de bronce. El segundo, por la sensación de solidez mostrada a lo largo de los 90 minutos. El equipo amarillo se asemejó mucho al que disputó con todo éxito la fase de ascenso hace un par de meses. De hecho, hasta siete jugadores de la pasada temporada que ayudaron a dar el salto a la Liga de Fútbol Profesional figuraron en la primera alineación confeccionada por Álvaro Cervera. El bloque ya conjuntado, con el añadido de tres nuevos (Carpio, Luis Ruiz y Ortuño) y la vuelta de Jon Ander Garrido (cedido al Racing de Ferrol la segunda parte de la campaña anterior) fue más que suficiente para salir con un punto de Almería.

El conjunto gaditano regresó por la puerta grande y a las primeras de cambio mostró cuál será su seña de identidad durante el maratón de jornadas que le espera hasta el próximo mes de junio. La garra que puso desde el pitido inicial hasta el final no sólo otorgó el empate, sino que además de vio de cerca la victoria. Se adelantó en el marcador a falta de media hora para el final del partido y cerca del epílogo, cuando ya reinaba la igualada a uno, un gol anulado a Álvaro García por fuera de juego más que dudoso privó a los amarillos de una victoria que no hubiese sido inmerecida. Los hombres de Cervera pelearon el balón en cada acción y durante buena parte del encuentro neutralizaron a los almerienses en la medular y en la zona trasera. Taparon los espacios en la retaguardia sin olvidar que el contragolpe es un arma eficaz bien empleada. Y si por algo destaca el Cádiz por su velocidad en las bandas, con Salvi y Álvaro García convertidos en estiletes que rindieron a buen nivel en Segunda B y comenzaron a gran altura en la ahora conocida como LaLiga 1|2|3.

El mérito del Cádiz es aún mayor porque seis jugadores causaron baja por diversos motivos y ni siquiera viajaron, y además acabó el partido con una defensa de circunstancias por los problemas físicos de Migue y Luis Ruiz. Pese a las dificultades, prevaleció el trabajo colectivo, aderezado con destellos individuales, y el equipo amarillo empezó con una sonrisa su ilusionante recorrido en la categoría que nunca debió perder.