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Objetivo: 602 partidos

  • El equipo amarillo cumplirá seis centenares de encuentros en Segunda División B en la última jornada de Liga y necesitará un mínimo de dos más para dar el salto de categoría

Cuando el Cádiz rinda visita al Arroyo a mediados del próximo mes de mayo, en la que será la última jornada del campeonato de Liga (la 38ª), el club alcanzará una cifra redonda tan desagradable como real, reflejo de la decadencia a la que ha visto abocado en el crepúsculo del siglo XX y los coletazos iniciales del XXI. Será el partido número 600 del conjunto amarillo en Segunda División B -el tercer escalón del fútbol español-, algo inimaginable hace poco más de dos décadas cuando, en los albores de la de los 90, todavía disfrutaba de su edad de oro en Primera y se había ganado con creces, domingo a domingo, la simpatía colectiva del balompié patrio. Con la temporada que está en marcha, ya son 15 las que acredita el club en una categoría impropia para su historia.

Ni la elevada cantidad de partidos ni el número de campañas en el infierno son cifras para que el cadismo pueda estar orgulloso, ni mucho menos, pero es la cruda realidad que debe servir de palanca para salir cuanto antes del barro y no volver nunca más a terrenos pantanosos. Los nuevos rectores han diseñado un ambicioso proyecto deportivo, que lleva aparejada una cuantiosa inversión económica -el presupuesto más alto de la categoría de bronce con más de 3,7 millones de euros-, con el único objetivo de escapar de las crueles garras de la Segunda B y asentarse en la Liga de Fútbol Profesional (LFP), con lo que ello supone tanto en el plano deportivo como en el económico.

Para hacer realidad el reto del ascenso, el Cádiz está obligado a superar esos 600 duelos contabilizados en las catacumbas en la primavera de 2015. Si consiguiera la primera meta fijada para la actual campaña, que no es otra que acceder a la fase de ascenso como líder del grupo IV, la cifra mínima de encuentros que dejarían los amarillos en Segunda B sería de 602 en el caso de subir en la eliminatoria entre campeones. No son los tres primeros números de un teléfono móvil, es la cantidad de partidos que como poco arrastrará en su dilatada trayectoria en Segunda B.

El lema podría ser no más de 602 porque ese sería el rastro imborrable mínimo del paso del equipo gaditano por esa división maldita que se ha convertido en una especie de laberinto del que resultado muy complicado escapar.

No ascender en la primera tentativa elevaría de manera automática el mínimo de encuentros a 606 porque tendría que disputar dos cruces más (con ida y vuelta) para tratar de amarrar el objetivo en segunda instancia. Llegado a ese punto, al cadismo no le importaría esperar cuatro partidos más si es para celebrar luego el anhelado ascenso. Si se quedara a medias (eliminado en segunda ronda), se quedaría en 604 duelos.

El supuesto más negativo sería no dar el salto a Segunda A esta temporada, una decepción que conllevaría la permanencia en la categoría de bronce y, por tanto, el incremento del número de partidos hasta cerca de los 650 en la siguiente campaña, la sexta desde el último descenso.

No es sencillo salir de una categoría en la que el Cádiz suma su quinto ejercicio consecutivo en la que es su tercera etapa. En el primer periodo, entre 1994 y 2003, le costó nada menos que nueve campañas regresar a la división de plata en las que disputó 342 partidos del torneo de la regularidad más otros 18 de la entonces liguilla de ascenso para un total de 360.

La segunda etapa fue tan corta que sólo duró un curso, el 2008/09, en el que le bastó el mínimo de encuentros para consumar el nuevo regreso a Segunda A: los 38 obligatorios de Liga más dos de la fase de ascenso (ya se había establecido la modalidad de play-off), a los que se añadieron dos más en la final entre campeones, que ganaron los amarillos. Tan rápida fue la subida como la bajada un año después, y en la temporada 2010/11 abrió la actual etapa todavía sin fecha de caducidad. Cinco son las campañas que lleva en un tercer periodo aún no cerrado en el que la suma de partidos alcanza los 175 (165 de Liga más 10 de play-off) a falta de 25 para completar este curso la fase regular de la temporada y llegar, por tanto, a los 200, que serían 202 en el mejor de los casos para lograr el ascenso.

El trayecto errático del Cádiz le ha llevado a manchar su recorrido en los tiempos más recientes. Las cinco últimas temporadas en la categoría de bronce suponen un vuelco en la historia de la entidad, que hasta no hace mucho contaba con más ejercicios (12) y partidos (452) en Primera que en la división actual. En la categoría de bronce sumaba justo diez cursos y 400 encuentros antes del último descenso en 2010, pero las últimas cinco campañas pesan como una losa hasta el punto de que la Segunda B ya ocupa el segundo lugar en la historia del club con 15 temporadas y un horizonte de más de 600 partidos.

Los números reflejan que la Segunda A es el hábitat natural del Cádiz, que atesora en su currículum 37 temporadas y 1.247 partidos en la división mas frecuentada. La Tercera División también tiene un hueco en la historia del club con 12 campañas y 350 encuentros, aunque hay que remontarse más de 40 años (1969/70) para ver al equipo amarillo en ese escenario. El ejercicio más oscuro es todavía más lejano, cuando llegó a militar en Primera Regional en el curso 1944/95 y disputó 17 partidos antes de remontar el vuelo para no posarse más en esa categoría minúscula que supone una anécdota en el largo camino andado por una entidad ocupada en volver a ser lo que fue no hace tanto tiempo.

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