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Cádiz

La fiesta de los aviones atrajo a la ciudad a más de 150.000 visitantes

  • Otros 100.000 gaditanos se sumaron a la segunda edición del Festival, mejorada en cuanto a organización y participación del público · El Ayuntamiento de Cádiz agradece que los espectadores acudieran a la playa con tiempo y previsión

Han bastado dos ediciones para que el Festival Aéreo de Cádiz se haya consolidado sobre los cimientos del éxito de público y organización. La ciudadanía acudió ayer en masa para disfrutar de la fiesta de los aviones, llegando desde diferentes puntos de la provincia de Cádiz y de Andalucía. El Ayuntamiento gaditano ofrecía durante el acontecimiento las cifras sobre las que basaba su satisfacción. Unas 160.000 personas habían decidido visitar Cádiz para presenciar las acrobacias de los participantes. Junto a los 100.000 gaditanos que no se perdieron reunieron a 260.000 personas entre la misma playa Victoria y el Paseo Marítimo.

El programa se desarrolló con una puntualidad exquisita. Los helicópteros SAR (Search and Rescue) del Ejército del Aire fueron los teloneros del Festival con su simulacro de rescate y evacuación en el mar. Le siguieron los paracaidistas de la patrulla Papea, de la Escuela Militar de Paracaidismo de Alcantarilla (Murcia), que demostraron ser de los mejores entrenados en el mundo en su especialidad. Su comandante, José Royo, ejerció de ‘speaker’ para contar las evoluciones de sus subordinados. La Papea se ganó al público cuando, por este orden, sus integrantes aterrizaron en la orilla con las banderas de Cádiz, Andalucía y España. Tres mujeres y ocho hombres integraban el equipo.

La Patrulla Jacob 52 (civil) surcó el aire dejando estelas imposibles gracias a sus piruetas. Cuatro aviones Yak 52 recordaron los ‘pájaros de guerra’ de los años 40. Un piloto también civil como Francisco Sola, al mando de un Extra-300, fue un perfecto aperitivo para la aparición del Harrier de la Armada, que tronó con un ruido ensordecedor y una velocidad que causó la admiración del gentío congregado en la playa.

Debutaba en Cádiz la Patrulla Culebra, con Cástor Fantoba y Juan Velarde, y se ganó el respeto de la concurrencia. La única patrulla civil de España ofreció acrobacias imposibles.  

Seguidamente, el helicóptero de la Armada SH-60 realizó un ejercicio de simulacro de rescate en el mar, tras una pasada a máxima velocidad, de 150 nudos. Dos de estos helicópteros se encuentran actualmente en aguas de Somalia, a bordo de la fragata Canarias, con la misión de reprimir cualquier acto de piratería.

El penúltimo lugar estaba reservado para el Eurofighter, de la base aérea de Morón. Cerró el espectáculo la siempre esperada Patrulla Águila, la patrulla acrobática oficial del Ejército del Aire. El efecto estela de humo, como ocurriera en la edición de 2008, fue un gran colofón al Festival.

respaldo exterior

El primer teniente de alcaldesa José Blas Fernández, en ausencia de Teófila Martínez, de viaje institucional en México, agradeció la respuesta del público. El público ha respondido. “Desde temprano estaba la playa llena. Es muy agradable ver cómo no hay libre ni una plaza de aparcamiento. Hasta los aparcamientos del casco histórico están llenos, señal de que la gente te da un paseo por la ciudad. Y esto tiene un efecto multiplicador importante, en una economía débil esto trae beneficios para comerciantes y hosteleros. Cádiz sigue estando de veraneo”, manifestó Fernández.

El edil añadió que en la segunda edición del Festival “parece todo más ordenado. El público ya le ha cogido el tranquillo al festival y ha venido a la playa Victoria con previsión. Está todo muy organizado”.

En cuanto a la visión que del Festival en Cádiz tienen sus organizadores externos, Fernández aseguró que miembros del Consejo de Festivales Aéreos “me dicen que la ciudad responde. Y el Ayuntamiento también, porque al fin y al cabo los organizadores se dedican al espectáculo en sí, pero es el Ayuntamiento quien debe velar por la seguridad, el tráfico, la comodidad de la gente. Si vieran que algo falla, no vendrían a organizar el Festival a Cádiz”.

Pasadas las dos y media de la tarde, el público invadió restaurantes o regresó al agua. En el mar aguardaban numerosas medusas, cuya peligrosa presencia fue avisada por megafonía.

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