Un mes durmiendo en la cárcel. Y sin perspectivas próximas de dejar su celda. Ese es el plazo que cumplieron ayer Luis Manuel García Román y Ana Suárez Galiano, los dos gaditanos imputados por varios delitos continuados de estafa a particulares y bancos, por los que presuntamente se habrían lucrado en la nada despreciable cantidad de 768.000 euros, según cálculos oficiales de la Policía Judicial de Cádiz.

La historia de Luis y Ana es una de las más llamativas en la crónica de la delincuencia gaditana. Una "pareja unida para delinquir" según frase feliz de uno de los policías encargados de la investigación, que tal vez creyó que era posible engañar a mucha gente recogiendo señales de viviendas que no pensaban vender, y haciéndose los remolones a la hora de devolverlas. Tan remolones que uno solo de los presuntos compradores logró recuperar su dinero. Otros 21 particulares y dos entidades bancarias tuvieron menos suerte.

Luis Manuel y Ana cumplieron ayer 30 días de internamiento preventivo en las cárceles de Puerto 2 y Puerto 3, respectivamente. La segunda está ingresada en la enfermería, dado que padece una dolencia crónica que ha aconsejado que permanezca en la clínica. Su salida de los centros penitenciarios será posible si abonan la fianza de 70.000 euros cada uno que el juez les impuso para poder obtener la libertad condicional. Lo tienen "difícil" por varias circunstancias. En primer lugar, no está nada claro que los pisos que los familiares han presentado como garantía hipotecaria alcancen el valor necesario para cubrir la cuantía, que debe ser el doble de lo impuesto por el juez.

En segundo lugar, tampoco se sabe aún si el juez de instrucción número 2 de Cádiz podría aumentar la fianza, a la vista de que los investigadores imputaron la semana pasada otros dos delitos de estafa continuada a bancos y uno de falsedad documental a Luis Manuel y Ana. Volviendo a esos círculos policiales, en ellos se comenta que "esos no van a salir de momento". En manos del juez están.

En todos estos días, se han conocido múltiples detalles de la vida y negocios de una pareja cuya relación exacta se desconoce. Si era verdad que estaban "todo el tiempo juntos", también lo es que nadie puede asegurar que hubiera una relación sentimental entre ellos, sino esa "relación delincuencial" de la que hablaban en la Policía. Mucho más estridente en sus formas, todo el mundo tiene cosas que contar de Luis Manuel, de sus relaciones, de su deportivo rojo, de su conocimiento del mundo inmobiliario. Más discreta aparentemente, casi nadie sabe decir nada de Ana, aunque los que la han tratado en sus negocios o han trabajado para ella guardan más bien un recuerdo desagradable. Su socio y una trabajadora en una clínica dental de San Fernando tienen mucho que reclamarle. Luis Manuel era el cerebro de las presuntas estafas, Ana la ejecutora. La cárcel les ha separado, de momento.