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Pedro Rivera Parra. Librero

"Cádiz necesita un proyecto claro como han tenido otras ciudades"

  • Implicado en el desarrollo comercial y cultural de Cádiz, su establecimiento, Quorum, cumple ahora 25 años.

PEDRO Rivera Parra (Cádiz, 1954) es librero por tradición familiar y por vocación. Creó junto a Pepe Jaime Quorum, un nuevo concepto de librería que ahora cumple 25 años. Implicado en el desarrollo comercial y cultural de Cádiz, y preocupado por su futuro, Rivera desgrana su visión de una ciudad por la que sigue trabajando.

-¿De dónde nace su pasión por los libros?

-Es una influencia familiar. Cuando mi padre entra en el mundo del libro, yo tenía tres o cuatro años. Mi padre además tenía una buena biblioteca. Y acabas cogiendo libros, primero mirando estampitas (ríe) y luego leyendo, y te metes en ese mundo. Cuando mi padre abre la librería en Feduchy, tengo yo 16 años. Allí echo una manita hasta que se jubila, y entonces ya me decido, después de tocar otros paños, a seguir en el mundo del libro que me absorbe de tal manera que tenemos el planteamiento de montar Quorum con Pepe Jaime, que es de otra familia de libreros.

-Dice que su padre tenía una biblioteca amplia en casa: ¿se es librero las 24 horas del día?

-Sí, hombre, yo hago otras cosas. El librero es una profesión que te absorbe porque nunca se está del todo al día. Si el día tuviera 48 horas, 48 horas que le dedicarías.

-¿Y la figura del librero-lector se da en Pedro Rivera?

-Sí, sí, evidentemente.

-¿Es fundamental?

-Hoy sí. La figura del librero que prescribe, del librero que informa, eso es una cosa que se ha ido consolidando con el paso del tiempo. Antes, a lo mejor, el librero, salvo algunas excepciones muy notables, era un poco más pasivo. En estos tiempos creo que el librero es auténticamente vocacional. Es una profesión dura, muy dura.

-La crisis habrá influido.

-Claro. Mira, el libro es un paño complicado en un país que publica 70.000 portadas aproximadamente al año. Porque lo importante no es lo que tienes, sino lo que puedes conseguir. Mañana necesitas un libro profesional, y yo tengo que tener los mecanismos adecuados para conseguírtelo. Y luego, en los tiempos que vivimos, hay competencias por todos sitios, como el libro electrónico aunque parece que se ha estabilizado un poco. Pero hay otras cosas como la competencia en el tiempo. El día tiene 24 horas y tú a lo mejor puedes disponer de tres o cuatro horas para dedicarle a tu ocio. Y tienes Facebook, Twitter, la televisión..., te queda muy poco tiempo para la lectura.

-Pese a todo, 25 años con Quorum. ¿Cómo se celebran?

-Primero, muy contentos porque hemos aguantado gran parte del tirón. Lo que hemos hecho es ir adaptándonos, a veces con dolor porque hemos tenido que reducir plantilla aunque afortunadamente no hemos tenido que tocar a la gente que está con nosotros de siempre. Se ha podido mantener, después de unos años muy buenos, vamos a decirlo, esplendorosos, y luego hemos tenido que adaptarnos a nuestra realidad.

-Quorum también dio un paso importante en Cádiz con la creación de la editorial.

-Sí, prácticamente fue entonces la única editorial gaditana, aunque en Cádiz históricamente se ha editado muchísimo. Ahora mismo, nuestro ritmo de publicación es muy corto debido precisamente a esas circunstancias. Hicimos un esfuerzo muy grande para el Bicentenario, muchos proyectos con compromisos verbales con las instituciones, pero los presupuestos se cayeron y nosotros los afrontamos solos, y ahora mismo estamos editando con mucha prudencia.

-Vamos a comparar dos fotografías en estos 25 años de Quorum en la calle Ancha: cuando empezó allí la librería y ahora. Parece que pocas calles se han transformado tanto comercialmente.

-Me tocas un tema que tiene muchos vectores, habría que hablar de política, de sociología, de todo. La calle Ancha... Yo no soy una persona derrotista, ni me gusta llorar ni me gusta ser pesimista, pero la realidad es la realidad. De ser el núcleo comercial de Cádiz, pues ahora mismo no lo es. Sigue conservando la prestancia, sigue siendo una calle muy importante, pero la densidad de personas que antes al cabo del día pasaban por la calle Ancha no es la que pasa ahora. Ha habido factores que han determinado el desplazamiento de ambiente a San Juan de Dios, al puerto. Es una pena. Al Ayuntamiento anterior, le insistimos mucho en que la calle Ancha tenía un patrimonio urbano de construcción increíble, y que eso había que iluminarlo. Hubo buenas palabras pero nunca se dio el paso. Como en Málaga, por ejemplo, la calle Larios con su iluminación.

-¿Y la tipología comercial de la calle Ancha cambia por eso?

-Sí, es verdad lo que dices, pero creo que eso ha cambiado en todo Cádiz. Se conservan todavía comercios de bastante calidad, pero hay otro tipo de tiendas que no tienen ese nivel y es una realidad que no solamente es de Cádiz. De todas maneras, esta ciudad necesita una respuesta mucho más clara. Podríamos estar hablando horas.

-Pero se puede resumir: ¿qué necesita esta ciudad?

-Sí, vamos a intentarlo. Yo creo que necesita un proyecto claro como han sabido tener otras ciudades como Málaga o Bilbao. Hemos dado pasos, grandes pasos, en temas de infraestructuras, pero no hemos dado grandes pasos en dinamización económica. Había que haber pensado más en motores que crearan riquezas. Creo que Cádiz es una ciudad un poco abandonada de la mano de Dios. ¿Que qué ha influido? Quizás hemos tenido la mala suerte de que las distintas administraciones que han tenido incidencia en la ciudad han sido de colores políticos distintos, y eso ha sido negativo. Esto se ha prolongado durante muchísimos años y no ha tenido buenas consecuencias para la ciudad.

-Porque en Bilbao, por ejemplo, se produjo una transformación de la ciudad acompañada de una transformación económica.

-Claro, con una propuesta cultural muy potente. Eso han sabido buscarlo los regidores. No estamos hablando de política: el ayuntamiento de Málaga tiene el mismo color que el que ha tenido el de Cádiz, pero se ha movido.

-¿Y dónde está el futuro, en el turismo, en el mar, la historia, la arqueología...?

-Yo creo que los monocultivos económicos son muy arriesgados.

-Como lo fue Astilleros.

-Eso es. Buscar una respuesta en un solo sector me da miedo, me da vértigo, me da miedo que nos centremos en el turismo y nos olvidemos de otras cosas. Podríamos hablar de esperar que los Astilleros no se desmantelen del todo, de las nuevas tecnologías... Es muy amplio todo, pero hay que dar respuesta a eso, no podemos centrarnos solamente en el turismo. Y el turismo, cuidarlo. Primero hay que buscar atractivos suficientes para que la gente repita, que la gente hable bien, y luego la calidad. Los precios, la calidad, hay que tratar muy bien, hay que mimar al turismo. Los gaditanos somos muy simpáticos, pero a veces la calidad deja mucho que desear, y el profesional de hostelería a veces improvisa. No digo yo que no haya sitios con gente muy agradable y muy buenos profesionales. Lo digo en positivo, porque hay que tener en cuenta eso. Hay que tratar bien a la gente para que repita y siga hablando bien.

-Usted tiene experiencia en la asociación de comerciantes. ¿Es el asociacionismo una solución?

-Junto con Juan Tovar, Rafael Benot y algunos otros fundamos Cádiz Centro Club de Calidad, con el proyecto del centro comercial abierto, una respuesta de calidad en una ciudad tremendamente agradable. Eso funcionó una serie de años, pero faltó dinero por parte de la administración para apoyar las campañas, porque todo de voluntarismo no puede ser. Aportábamos considerablemente pero pedíamos un apoyo que se ha ido diluyendo y que últimamente está fatal. Después, cada uno busca defender sus intereses, los de su barrio, y al final la administración, con lo poco que tiene, acaba loca y se va diluyendo la incidencia de estas asociaciones.

-¿Tiene el comercio demasiadas cortapisas administrativas: IVA, estética de escaparates...?

-En general sí, hay cosas un poco absurdas. Hace un montón de años, tuvimos una polémica muy fuerte, en los primeros años de Teófila, porque nos cobraron una tasa por sacar las mesas a la calle el Día del Libro. Aquello fue un revuelo a nivel nacional. La alcaldesa se enfadó muchísimo, y después no pasó más… hasta hace dos años en que sacamos las mesas a la calle, pedimos autorización y otra vez llegó la tasa.

-¿Alguna vez se ha sentido atraído por la política?

-Sí, la verdad es que sí. Lo que pasa es que las circunstancias de la vida… Entré en el mundo de la política en el consejo de administración de la Caja de Ahorros de Cádiz, llevé la obra social de la Caja, pasé luego al consejo de administración de Unicaja. Fueron unos años muy intensos, de mucho trabajo, y por cuestiones políticas salí de ahí y me dejó de interesar, y ya no estuve en los foros políticos. Desde la obra de la Caja colaboramos muchísimo con el Ayuntamiento, se hicieron muchísimos proyectos gracias al acuerdo entre dos instituciones, la sensibilidad de la concejala Josefina Junquera y la sensibilidad nuestra de la institución. Luego ya, que fue uno de los motivos por los que yo salí de Unicaja, esa sensibilidad por la ciudad se perdió, y creo que algunas cosas que yo dije no gustaron.

-¿Y nunca le han llamado para formar parte de una lista?

-Sí, en alguna ocasión sí. Yo me siento socialista. Estoy muy desvinculado de la actividad política, pero sigo conservando mi lealtad a la organización; pero sí, en alguna ocasión me han llamado y yo decliné. La política está muy dura.

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