Cádiz

Un hotel que narra su historia

  • La Casa de las Cuatro Torres abrirá en 2017 con doce habitaciones y ocho apartamentos turísticos

Desde lo alto de una de las atalayas que coronan la singular casa que el comerciante sirio Juan Clat Fragela mandó a construir en la plaza Argüelles, la Casa de las Cuatro Torres, la historia se mira de otra manera. Evocando la forma en que aquellos ricos comerciantes oteaban la llegada y salida de sus navíos, controlaban exhaustivamente cada una de las operaciones en puerto gracias a su inmejorable ubicación o vigilaban las tretas del contrabando... Desde lo alto de la torre uno imagina todo cuánto ocurría en el privilegiado mirador y en cada una de las dependencias de esta casa que fue construida entre 1746 y 1753, actualmente sometida a una metódica conversión en un hotel con categoría de dos estrellas.

Así lo cuenta Miguel Ramos, gestor de la iniciativa desde la empresa Rumbo Sur, que a pie de obra explica el proyecto que no sólo transforma el edificio -que es BIC- arquitectónicamente, sino que trata de "preservar toda su historia". Porque aparte de hotel de estos denominados "con encanto", la Casa de las Cuatro Torres renace para contar su pasado desde cada una de sus doce habitaciones y ocho apartamentos turísticos, cada uno con una distribución y ubicación distinta. Cada uno con una historia detrás.

"Hemos conservado y reutilizado todo lo que se ha podido, la carpintería y vigas, todo el portaje ha sido decapado y se ha restaurado durante un año y medio de trabajo. Y para ello contamos con un restaurador en la obra", explica mostrando las ventanas y puertas reutilizadas de cada plácida estancia, "muchas proceden de la galería".

Así, las habitaciones van tomando forma al ritmo de unas obras que está previsto que concluyan a principios de 2017, "para llegar a punto a la celebración del Tricentenario del traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz", puntualiza Ramos.

Y es que éste es uno de los puntales en que se sustenta el nuevo y privilegiado hotel, propiedad de la empresa Alantel, promotora de esta iniciativa en la que ha invertido 4 millones de euros.

"Tiene mucho sentido porque es una de las casas palacio de Cargadores a Indias más importantes de Cádiz, la más grande y mejor situada". De ahí la implicación en la iniciativa a la que se han sumado numerosos colectivos gaditanos para crear sinergias de cara a esta efemérides.

Como valor añadido, cada habitación adoptará el nombre de un marino o figura ilustre del siglo XVIII, "que casi con seguridad estuvieron en esta casa, pues Fragela fue un comerciante muy conocido e importante", puntualiza Miguel Ramos, inmerso en este proyecto desde el germen. "Churruca, Gravina, Jorge Juan, Alejandro Orelly, Alcalá Galiano...", nombres ilustres que ya están grabados en placas cerámicas que vienen a imitar las que aparecen en el nomenclator de calles gaditano. "El huésped podrá saber la historia de cada personaje que da nombre a su habitación". Porque cada estancia no sólo rezumará sabor dieciochesco en sus paredes, "de la que mantendremos un lienzo visto para que se vea el tipo de construcción a base de roca ostionera y ladrillo", techos con sus vigas vistas -algunos incluso de cinco metros de altura- y otros detalles aparecidos en cada escena -como el cargadero visto en una habitación que fue reutilizado en la casa y que antes era una tabla de un navío del XVIII, como puede verse en las perforaciones de los clavos-. La esencia del siglo de oro gaditano también podrá palparse de forma más directa, pues cada habitación dispondrá de un canal en la tele en tres idiomas con un audiovisual con la historia del edificio. Historia o historias que podrán conocerse también en la propia torre mirador de la casa, donde podrán subir los clientes e incluso los gaditanos, añade, a la que accederán con ticket.

"Perseguimos el concepto de dormir en una fábrica de sueños, por eso nos centramos en seguir esta línea del futuro turístico, la búsqueda de la singularidad y de experiencias". Para ello no se ha escatimado en esfuerzos. Se han reutilizado originales, rescatado piezas de mármol en anticuarios, se han integrado detalles localizados in situ -como la hornacina del quinquel que presenta una de las habitaciones, donde puede verse el tiro de la salida de humos- y numerosos detalles dignos de una mimosa intervención, "por la que ha apostado Alantel desde el principio, por la excelencia", comenta Miguel Ramos.

También se realizó un estudio para documentar el edificio y en el que han intervenido historiadores, "porque existían datos, pero queríamos saberlo todo de la casa".

No hay que olvidar que la Casa de las Cuatro Torres es BIC, lo que limita la rehabilitación a criterios muy precisos para la realización de un proyecto "más que supervisado" y en el que han intervenido muchos expertos y técnicos incluso de la comisión provincial de patrimonio, que han tenido que dar el visto bueno e incluso "han sugerido ideas".

En cuanto a la decoración interior irá acorde a la casa burguesa de la época, "una casa más parecida a un edificio de oficinas que a un lujoso palacio burgués, era un lugar donde se hacían negocios". Nada de frescos ni de grandes pretensiones ornamentales, de modo que "tendrá la mínima expresión en mobiliario, pero siempre en sintonía con aquellos años".

La visita alcanza su final en la planta baja tras recorrer las variopintas habitaciones dobles, inviduales, suites y apartamentos de una o dos habitaciones que integran un edificio que fue levantado junto a otros tres de forma independiente pero concebidos con espíritu unitario, hasta el punto de que todavía hoy pueden verse los arcos en piedra de puertas cegadas que los comunicaban.

Aquella construcción abre de nuevo para integrarse en la ciudad a nivel turístico y cultural, pues el hotel será sede de iniciativas de otros colectivos gaditanos. De hecho, se inaugura con un ciclo de conferencias sobre Comercio extranjero, en lo que ya es un firme compromiso con aquel fragmento esplendoroso de la historia de Cádiz.

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