No llega a ser conflicto, pero sí existe un ambiente de gran malestar en las oficinas municipales de turismo de Cádiz. Malestar del que se ha hecho eco el sindicato Comisiones Obreras, al denunciar que las trabajadoras empleadas para cubrir la temporada de verano en Cádiz están cobrando el doble que sus compañeras contratadas de manera estable durante todo el año. No hay en esta denuncia ningún señalamiento de malas prácticas ni ilegalidades, sino una gran extrañeza por una situación que la central entiende que no tiene razón de ser, aunque la explicación legal pueda ser sencilla.

Las oficinas municipales de turismo estables son dos en la capital: el gran quiosco metálico situado en el centro del paseo de Canalejas y la caseta de la avenida José León de Carranza, en la esquina con la de la Ciudad de La Coruña. Esas dos instalaciones funcionan mediante concesión municipal a una empresa. "Naturalmente -cuentan desde el sindicato-, en esos casos el Ayuntamiento elige la mejor oferta económica, y las empresas ajustan por los sueldos". El caso es que la firma que actualmente tiene la concesión está pagando a sus nueve empleadas en torno a los 930 euros de salario bruto.

El servicio que ofrecen estas dos oficinas durante todo el año no alcanza a cubrir la demanda de turistas en la temporada alta veraniega, por lo que el Ayuntamiento vio la necesidad de contratar a personal eventual, cuatro personas más, para abrir durante esta época las oficinas temporales de información en las playas de La Victoria y La Caleta. Para ello, el municipio recurrió a la contratación a través del Servicio Andaluz de Empleo de estas empleadas. Que han tenido mayor suerte que sus compañeras estables, ya que directamente empiezan a cobrar, de manera totalmente legítima, un salario acorde a la categoría que les correspondería como funcionarias municipales, es decir, en torno a 2.100 euros brutos, según el sindicato.

Desde la central entienden que esta situación da lugar a "un agravio comparativo o al menos a un doble rasero, ya que las empleadas que llevan más tiempo, tienen más experiencia y se les pidieron más requisitos de titulación e idiomas, cobran la mitad que las nuevas. Se da el caso -señalan- de que las antiguas tienen que enseñar en algunos casos a las nuevas, como es normal".

Comisiones Obreras quiere dejar claro que no tiene ninguna queja del sueldo de las nuevas contratadas "que es un salario decente y legítimo", pero denuncia que en realidad existe ese doble rasero y esa desventaja injustificada para las trabajadoras con más experiencia. Piensa además que el Ayuntamiento, propietario de las oficinas y responsable del servicio que se ofrece al ciudadano, debe hacer algo para subsanarlo.