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Cádiz

Decadencia en el Parque Genovés

  • El estado de la gran zona verde de la ciudad es lamentable y mantenerla abierta al público resulta incluso peligroso. El Teatro Pemán es casi una pradera.

El Parque Genovés presenta un aspecto tan decadente que hasta los patos andan desorientados. Actualmente la zona de la cascada y la de juegos infantiles está cerrada al público por mor de unas obras encuadradas en el Plan Urbana, que mejorará las instalaciones de riego y la iluminación. Porque, aunque parezca mentira, el parque no cuenta aún con sistema de riego y son los jardineros los que tienen que encargarse de esta tarea manguera en ristre. Esta obra cuenta con un presupuesto de 580.000 euros y tiene un plazo de ejecución de cinco meses.

Sin embargo, el aspecto general que presenta la gran zona verde de la ciudad hace pensar que la cantidad destinada es irrisoria, y que el Parque Genovés, que hace poco cumplió un siglo de historia, necesita una remodelación integral. De hecho, viendo su estado, parecería más lógico que el millón de euros que costó la pérgola de Santa Bárbara se hubiera empleado en un buen proyecto para recuperar el parque en vez de en levantar una estructura de dudosa utilidad y que choca con la estética del frente marítimo de la ciudad.

Porque pasear por el Parque Genovés actualmente supone echarle un pulso a la melancolía que devuelve imágenes de fuentes con chorros iluminados, jardines frondosos, parterres con un césped tan verde como si lo hubiera coloreado un niño con sus lápices, árboles podados cuidadosamente, un teatro de verano coqueto, una cascada con una gruta que parecía sacada de una novela de Robert Louis Stevenson, pavos reales paseándose con sus plumas desplegadas, ponis, agudos gritos de micos, columpios y hasta atracciones de ferias en Santa Bárbara para los niños. Todo eso ha desaparecido hoy día. Porque cuando se entra por el Parque Genovés las únicas postales que se ven dan ganas de llorar. El césped brilla por su ausencia, los bancos parecen enterrados por las sucesivas capas de albero que se han ido agregando al piso original, el merendero aparece sucio, dejado, los azulejos rotos, todo tiene un aire decrépito, como de una novela de intriga decimonónica en la que un psicópata se esconde tras los setos al acecho de sus víctimas.

Todavía hay escolares correteando, pero da hasta miedo, porque lo hacen alrededor de zanjas por donde deberá discurrir el nuevo sistema de riego. Un paseante habitual clama contra los representantes municipales, estos y aquellos, aquellos y estos. "El Parque Genovés es una joya y deberían ponerlo como Dios manda. Y si para ello es necesario cerrarlo un año pues se cierra, pero cuando se abra que vuelva a ser la sombra de lo que fue, porque ahora ni a eso llega".

Y es que si uno se adentra en el Teatro José María Pemán, que aún busca financiación para poder concluirse, tiene la sensación de estar cruzando un descampado de la Sierra de Cádiz, con jaramagos de medio metro de altura y grandes piedras que han ido surgiendo por el movimiento del terreno. Al fondo, la estructura metálica del escenario se levanta justo delante de esa pérgola desde la que la visión del parque es desoladora. En ese equipamiento, donde se celebraron desde noches carnavalescas o resonaron las voces de artistas de la talla de Rocío Jurado o Raphael, ahora lo único que se oye son las pisadas apresuradas de las ratas que buscan comida. En frente, el busto del insigne literato que dio nombre al teatro cerrado también por vallas de obras y rodeado de albero enfangado.

Incomprensiblemente los niños del paraguas aguantan el tipo, acostumbrados quizá al chaparrón que soportan desde hace 100 años. ¿Cuántos besos habrán visto esos niños en este tiempo? Lo que probablemente nunca habrán visto será un escenario tan triste. "He venido con mis nietos a pasar la mañana, como cada domingo venía con mi hijo y mi marido hace 40 años, y me he llevado una desilusión tremenda. Me ha dado el día ver el parque tan dejado", confesaba una señora de mirada viva y juvenil mientras enfilaba la salida con pasos rítmicos.

En los jardines, grandes cactus agujereados como si hubieran servido para prácticas de tiros, suciedad, tierra muerta. Incluso los operarios de Parques y Jardines se quejaban a este medio. "De vez en cuando nos mandan aquí pero no damos a basto porque ya habéis visto cómo está el Parque Genovés. Hace falta un batallón para ponerlo medio decente. Lo mejor sería cerrarlo y reformarlo entero", decía uno de ellos.

El descenso en la afluencia de visitantes por su pésimo estado incluso ha afectado a la economía del bar El Parque. "Como siga la cosa así vamos a tener que cerrar. Después de 45 años", se quejaba su propietario.

Y mientras que la zona infantil sigue cerrada y los patos se preguntan unos a otros qué demonios está pasando, la decadencia avanza en el Parque Genovés.

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