Las barbacoas se han convertido en un inmenso botellón donde el exceso de alcohol es la tónica predominante. Eso no es nada nuevo. Lo peligroso en este caso es lo ocurrido este año y es que todas las personas que han tenido que ser atendidas en el módulo central de la playa Victoria, más de 30, eran menores de edad.

Uno de los miembros que han participado en el dispositivo de las barbacoas contaba ayer a este periódico que ya se venía viendo esa tendencia años atrás, pero en esta ocasión ha sido especialmente significativo.

"Algunos han llegado allí en estado prácticamente inconsciente y otros muchos no eran capaces de mantenerse en pie". En todos estos casos el protocolo obliga a que se tenga que dar aviso a los progenitores o a sus tutores para que vayan a recogerlos y se hagan cargo de ellos.

En este sentido la misma fuente indicaba que hasta cerca de las ocho de la mañana han estado entregando menores a padres que se encontraban a su hijo en algunos casos con goteros y en un estado lamentable. Durante ese tiempo quedan bajo custodia policial.

La zona más conflictiva en este sentido era la cercana a Isecotel, donde estaban la mayoría de los jóvenes, dentro de lo que se considera el módulo 2, donde abundaban los botellones y había una mayor ausencia de barbacoas, que se concentraban en las partes más familiares una vez pasado el Hotel Playa Victoria.

Esta persona integrante del dispositivo de las barbacoas señala que esta práctica en los menores de edad supone un gran peligro "porque en algunos casos puede llevar a la muerte en los casos más extremos", además de todos los daños neuronales que puede producir el alcohol en cuerpos y cerebros que todavía están en fase de crecimiento.

A la hora de estas intoxicaciones etílicas en los menores no hay un sexo predominante, sino que se da por partes iguales en los chicos que en las chicas, y en cuanto a la edad los más pequeños contaban con 15 años de edad, según esta misma persona que vivió una noche agitada en este sentido. Y es que los primeros perjudicados por los efectos de alcohol llegaron pasada la medianoche y desde ahí no se paró ya.

Curiosamente, la jornada de las barbacoas apenas registró otras incidencias de gravedad tales como peleas y las únicas derivaciones que se tuvieron que realizar hacia el hospital universitario Puerta del Mar fue debido a diversos traumatismos por caídas o torceduras de tobillo.

A la ya insana costumbre de beber grandes cantidades de alcohol, este mismo integrante del dispositivo de las barbacoas que vivió de cerca todas estas intoxicaciones, relataba que en el caso de los menores también se añade una circunstancia y es que ese consumo de alcohol ha venido acompañado de la nula o muy escasa ingesta de alimentos, lo que hace que el efecto nocivo del alcohol aumente de una manera exponencial.

Esta situación en La Victoria ha contrastado con lo que ha ocurrido en la de La Caleta, donde no se ha producido ni una sola asistencia por intoxicación etílica, ni a menores ni a mayores de edad, ya que el ambiente en esta zona era mucho más familiar y también con personas que buscaban un ambiente más tranquilo que el que se producía en la otra zona costera.