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Cádiz

Un arco iris de valores

  • Seis colegios cristianos celebran en el parque Celestino Mutis el Día de las Escuelas Católicas con una 'Holi Run' para visibilizar sus enseñanzas

La primavera es la estación de los colores. Su llegada es celebrada cada año en la India con el festival 'Holi', que pretende representar la victoria del bien sobre el mal. Este ritual consiste en lanzarse polvos de colores los unos a los otros. La globalización ha hecho que podamos tomar como propias las costumbres ajenas y adaptarlas. Ya son varias las ciudades españolas que en los últimos años vienen organizando una 'Holi Run', carreras de colores en las que lo que menos importa es el tiempo y en las que prevalece la diversión. La mecánica es bien sencilla: correr mientras te embadurnan con harinas tintadas. El resultado visual es de lo más llamativo.

Ayer, seis colegios religiosos de Cádiz se reunieron en el parque Celestino Mutis para celebrar el Día de las Escuelas Católicas, un acto que sirvió visibilizar el proyecto común que tienen de todos estos centros educativos. Para ello, celebraron su particular 'Holi Run' en el paseo marítimo de Astilleros con el fin de mostrar con cada uno de los colores los valores con los que trabajan en estos colegios.

En esta jornada de convivencia participaron unos 300 alumnos de 3º de ESO de los colegios La Salle, San Felipe Neri, San Francisco de Asís (Rebaño de María), San José-Las Esclavas, Amor de Dios y Nuestra Señora de Lourdes. Porque lo más importante de este día, además de la reivindicación y de la diversión, era compatir un rato fuera de las aulas y las clases para empatizar con valores que no se aprenden en los libros, sino que se adquieren con las relaciones humanas.

La fiesta se inició con un pequeño momento de oración -sin olvidar el origen católico de los centros a los que pertenecen-, para después escuchar un pequeño cuento sobre los valores que defienden en su ideario estos colegios a partir de los colores que forman el arco iris y de los que se iban a manchar durante la carrera. Una fábula de la disputa de colores, representándose el verde con la esperanza, el azul con la fe, el naranja con la paz, el amarillo con la colaboración, el rojo con el amor, el púrpura con la superación y el índigo con la solidaridad. Sin embargo, la lluvia es capaz de hacer que convivan unidos.

Y tras la fábula, la fiesta. Porque los valores se asimilan con la práctica, aunque esta sea solo correr y empaparse de colores. Con la puerta trasera del parque como punto de partida, los niños salieron en tromba en busca de sus profesores, que estaban repartidos por todo el paseo marítimo. Una ansiedad por llenarse de la harina de colores que hizo que la manada fuera un visto y no visto. Caras de felicidad y de estar pasándoselo bien con algo tan simple como es llegar vestido de un blanco impoluto y salir tintado de una mezcla de tonalidades.

Pero todo no era correr. La explosión final llegó en el auditorio Costa Rica del parque Celestino Mutis con el 'Holi Boom'. Una traca en forma de batalla campal. Ángeles en el suelo, niños revoleados y arrastrados de todas las maneras posibles, multitud de selfies, sonrisas de oreja a oreja... "Por perder clases, lo que sea. Que se repita más", contaba Claudia, una alumna de Amor de Dios. Y es que la educación, aunque es el principal objetivo, no está reñida con el ocio. Porque las escuelas, sean públicas o católicas, son lugares de encuentro y de convivencia. Centros educativos que trabajan para enseñar valores, como los colores que forman el arco iris y que explotan al llegar la primavera.

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