Desde ayer, Navantia explora nuevas aguas, las de un sector en el que hasta ahora no había navegado: el eólico marino. Ayer, por primera vez desde el año 2009, el taller de bloques planos cortó chapa para una nueva construcción. La última vez fueron las chapas de los buques para Venezuela. Ayer fue el primer acero del proyecto Wikinger, firmado con Iberdrola.

Desde que se supo que existía la posibilidad de llevar a cabo esta ambiciosa iniciativa, los operarios del astillero puertorrealeño no han estado cruzados de brazos. Una de las tareas realizadas, además de devolver a la vida la maquinaria necesaria después de tanto tiempo, ha sido dividir en dos la enorme 'piscina' en la que se ejecuta el corte de chapa por plasma. Eso permite realizar dos tareas distintas al mismo tiempo. Además, esta técnica permite cortar a un ritmo de 2,8 metros al minuto.

También fue la primera vez en la que el presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, pisaba estos talleres en Puerto Real. Junto a él, presenciaron el inicio del corte de chapa el director del astillero, Pablo López, y el ingeniero director del programa de la subestación en Navantia, Cándido Alonso. Comenzó agradeciendo a Iberdrola "la confianza que nos han mostrado con este contrato tan importante, nuestro primer contrato de eólica offshore".

Y continuó explicando que "el objeto de esta subestación es recoger toda la electricidad producida por los aerogeneradores y transformarla para su transporte a tierra. Está compuesta por una estructura jacket que soporta una top-side en la que están los transformadores de recogida de energía eléctrica. Es un proyecto con plazos extremadamente exigentes, de grandes controles de calidad y donde el astillero de Navantia ha estado en competición con los principales grupos industriales europeos y donde hemos conseguido, gracias a todos, obtener este contrato tan importante para el futuro de la empresa en la Bahía de Cádiz".

El acto de ayer significó, según continuó detallando el ingeniero, "el corte de las primeras chapas para la primera cubierta de la top-side, la cubierta cable que es la que recibe todos los cables del campo eólico y en breve comenzaremos con las siguientes cubiertas. Es un plazo extremadamente corto que nos va a obligar a que en poco más de mes y medio estemos trabajando a pleno rendimiento con todas las cubiertas con el objetivo de que entre febrero o marzo de 2016 entreguemos la subestación para su embarque e instalación en el Mar Báltico".

Además, significó que con este proyecto "vamos a ser capaces de demostrar que estamos en primera línea para la construcción de parques eólicos en offshore, un campo muy importante por el que la empresa ha apostado seriamente, porque va a tener un gran potencial de crecimiento en los próximos años. Todo esto se enmarca dentro del horizonte europeo 20/20, que pretende que el 20% de toda la energía europea sea renovable, con lo que se abre un campo importantísimo para Navantia y la Bahía".

Por último, Cándido Alonso explicó que este proyecto, valorado en 70 millones de euros y que prevé la entrada de unos 700 operarios, requerirá de la industria auxiliar muy pronto. Así, dijo que "nada más comenzar el año empezará a haber movimiento de industria auxiliar, porque el de hoy -por ayer- es el comienzo efectivo de la fabricación; conforme empecemos a recibir chapa durante estas dos semanas que quedan de año y las primeras de 2015, enseguida comenzaremos a recibir a gente".

Por su parte, el presidente de la compañía, José Manuel Revuelta, solo intervino para insistir en que "Navantia tiene la carga suficiente para el proceso de transformación que estamos llevando a cabo, no es toda la que nos gustaría tener, pero estamos dando los pasos para que eso se consiga en el mayor breve posible". Y remarcó que "al día siguiente de firmar el contrato con Iberdrola ya estábamos preparados para iniciar el trabajo".