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Cádiz

Escondido al gran público

  • Santa María, San Juan de Dios o San Antonio esconden un gran patrimonio religioso que poco a poco se está abriendo a las visitas

En una ciudad abocada a vivir del turismo, una de sus fuentes de riqueza es el patrimonio religioso, desde las propias iglesias a cada uno de los elementos que forman parte de su catálogo. Dejando a un lado la imagen de la Catedral, explotada como el gran templo que es, existen ejemplos en la ciudad de diferentes lugares que, de una manera más o menos restringida, se van abriendo poco a poco al gran público. Santa María, San Juan de Dios y San Antonio son tres pequeñas muestras del trabajo que se realiza para poner en valor lo que guardan en su interior.

La asociación Amigos del Monasterio de Santa María lleva desde la pasada semana organizando visitas al convento de las monjas de Orden de la Inmaculada Concepción. El recorrido por sus dependencias se puede realizar los viernes a las 19 horas y los sábados a las 11 horas y a las 18 horas. En grupos de 20 personas y con un donativo de cinco euros para colaborar con su rehabilitación, los visitantes pueden descubrir un espacio que, hasta ahora, estaba oculto para el gran público. De hecho, debido a la expectación creada, ya no quedan plazas ni para agosto ni para septiembre.

La visita se inicia en la sede de la asociación con un vídeo explicativo del monasterio, desde su apertura en 1527 hasta hoy, para después entrar a las dependencias. El presidente de Amigos de Santa María, Antonio Jiménez, explica que "el objetivo de las visitas por obras es que los ciudadanos tomen conciencia" del estado de conservación.

A la espera de que se inicie la rehabilitación, Jiménez señala que "los organismos oficiales deberían haber ayudado a la comunidad para conservar el monasterio, ya que ocupa 4.200 metros cuadrados y las monjas no han podido asumirlo".

Muy cerca de Santa María, la hermandad de la Santa Caridad tiene su sede en la iglesia de San Juan de Dios. Con su origen en tiempos de la Reconquista a partir de la hermandad de la Misericordia, guarda un rico patrimonio que, en parte, será expuesto de septiembre a noviembre en el Museo Provincial de Cádiz con motivo del cuarto centenario de la firma del convenio con la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. El comisario de la muestra es Lorenzo Alonso de la Sierra.

Entre los elementos que podrán verse en esta exposición están siete óleos sobre cobre que representan las escenas de la Pasión y que han sido restaurados por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Además, también se expondrán figuras del ajuar litúrgico procedentes de donaciones, destacando dos bustos en plata de San Blas y San Dionisio.

No es el único patrimonio que tiene la Santa Caridad, ya que la pasada semana, con la celebración de la Noche Abierta, se pudieron visitar sus dependencias, con una buena aceptación por parte del público.

Por un lado, está el archivo documental, en el que se guardan documentos desde 1596 referentes a los ingresos en el hospital de San Juan de Dios, el Teatro Principal o los procesos de ajusticiamiento que se realizaban en la ciudad, así como una biblioteca dedicada a la medicina.

La joya de la corona es una pequeña capilla privada del siglo XVIII de la Orden de San Juan de Dios. El bajo está compuesto por cerámica de Rotterdam del siglo XVIII firmado por I. Aalmist de Rotterdam, mientras que la bóveda de la capilla y el presbiterio está realizado en madera tallada.

Además, del resto de elementos destaca una custodia de plata dorada y piedras finas del siglo XVIII donada por Fray Agustín Pérez de Valladolid. Unas dependencias que la Santa Caridad está adecuando para la realización de visitas concertadas.

En el otro extremo de la ciudad, la iglesia de San Antonio, actualmente cerrada al culto por obras, cuenta con una exposición permanente de parte de su patrimonio. Inaugurada en mayo de 2012 por el padre Enrique Arroyo y abierta al público por el párroco Óscar González en octubre de ese año, volverá a estar disponible para visitas concertadas para grupos muy reducidos a principios de 2015, tal como señala su responsable, Ramón Caño.

Entre sus piezas, se puede contemplar el mobiliario litúrgico de la parroquia, orfebrería, vestimentas sagradas, imaginería y cuadros.

Destaca entre todos los elementos una pequeña escultura de San Antonio atribuido a Luisa Roldán La Roldana. Dentro de la orfebrería, existen cálices, copones, una custodia de estilos tardobarroco, rococó y neoclásico, así como coronas.

Entre los tejidos, hay ternos y casullas. El más importante es un terno tisú de plata bordada en hilos de oro de 1886 con diseño de Francisco Alba y bordado por María Almansa.

Una riqueza escondida al gran público, pero que, poco a poco, se va abriendo para ser contemplado y conocido.

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