"Tenemos dos objetivos: trasladarnos a la nueva sede de la Escuela Superior de Ingeniería y sobrevivir mientras tanto". Así arrancó la asamblea convocada ayer por la Delegación de Alumnos de la ESI para abordar la precaria situación que están padeciendo sus estudiantes y docentes repartidos en seis edificios y con instalaciones deficitarias. El aula magna del Aulario Simón Bolívar se quedó pequeña. Centenares de alumnos y decenas de profesores la ocuparon. Hay preocupación. Hay indignación. Ayer quedó patente, primero en ese aula y, más tarde, en el Rectorado.

"No debemos seguir aguantando lo que llevamos aguantando tantos años. De la nueva ESI no sabemos nada, y de cara al futuro la cosa está muy negra. Así que tendremos que buscar soluciones por las buenas o por las no tan buenas". Una ovación prosiguió a estas palabras pronunciadas por un estudiante delegado de clase.

El representante de los alumnos, Francisco Maestre, le sucedió en palabras y también tiró de imágenes. De imágenes de centros y dependencias de otros campus de la Universidad de Cádiz. "Como veis, la situación de los otros centros de la UCA es igual de crítica que la nuestra", ironizó. Algo más serio se puso cuando comunicó que el rector, Eduardo González Mazo, había sido invitado a la asamblea para que conociera el estado de la Escuela, "pero dice que ya la conoce. Pero no, la Escuela real no la conoce. No sabe lo que es encender un interruptor con un guante para no quedarse pegado".

El director de los ingenieros, Juan José Domínguez, quiso hablar para informar a los asistentes de que el director general de Universidades de la Junta, Manuel Torralbo, estuvo visitando las estancias de la ESI con él el miércoles. "Todo el mundo sabe cuál es nuestro problema, pero nadie sabe cómo está la escuela realmente, por eso le mostré todo el edificio", apuntó. Y lamentó la situación "bastante grave" que están padeciendo este curso. "Pero me preocupa más el próximo año, porque no contamos con los laboratorios necesarios para los grados en Aeroespacial y Diseño Industrial".

Acto seguido se propusieron acciones de protestas, como enviar BAUs (Buzón de Atención al Usuario) a la Dirección General de Infraestructuras de la UCA para denunciar los diversos problemas con los que los profesores, el personal de administración y servicios y los más de 3.300 alumnos de la ESI se topan cada día; fotografiar el mal estado de las dependencias para hacérselas llegar luego al equipo rectoral; un encierro e incluso una huelga. Y aunque irrumpir el Rectorado no estaba en ese listado, fue la medida por la que se optó de forma más inmediata. Justo al término de la asamblea.