Diez vivos y siete fallecidos es el resultado, por el momento, del naufragio de una patera frente al Cabo de Trafalgar registrado en la mañana de ayer. Al cierre de esta edición, esas eran las cifras que ofrecían fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, aunque todo apunta a que a bordo de la embarcación viajaban entre 30 ó 40 personas, por lo que la dimensión de la tragedia podría ser mayor en las próximas horas.

Entre los fallecidos, todos de nacionalidad marroquí, hay una mujer. Algunas fuentes también se refieren a dos hombres de aspecto subsahariano. Mientras, en el grupo de los diez superviventes se cuentan cuatro menores de edad, siendo una de ellos una niña, y otro permanece ingresado en el Hopistal de Puerto Real con fractura de costillas.

Al parecer, navegaban a bordo de un frágil esqueleto de tablillas pespunteadas con grapas y apenas calafateada, de unos siete metros de eslora y uno y medio de manga, precario incluso para llamarlo patera, junto a otras diez o quince personas hasta un total de unas treinta o cuarenta, según el testimonio de uno de ellos.

El primer capítulo, según las fuentes consultadas por este periódico, pudo comenzar a escribirse en torno a las diez de la noche del pasado domingo, en Kenitra. De la playa de esa ciudad de la costa noroeste marroquí zarparon en esta embarcación armada sólo días antes y sin motor. Desde la orilla o en algún punto de la mar, una semirrígida con tres potentes motores de 250 caballos -de las que se usan para el narcotráfico-, remolcaría la patera hasta aguas españolas y la dejaría al pairo, cerca de la costa. De hecho, las cámaras del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) detectaron a la semirrígida poco antes de que arribase varias millas más al este, frente al campo de maniobras militares de El Retín.

El segundo capítulo fue el hallazgo. Un vecino de la zona dio la alerta pasadas las 8:00 de la aparición de la patera ya embarrancada en la arena. Y fue una patrulla de línea de costa de la Guardia Civil la primera en presentarse en el lugar. Alrededor de la frágil barca yacían los cuerpos de cuatro de las víctimas mortales. Dentro de las costillas de la patera había un chico que se había roto las suyas con el impacto del naufragio.

Cruz Roja de Barbate activó un plan de atención a los supervivientes al que luego se sumaron Cruz Roja de Tarifa y de Algeciras. Al tiempo, se desplegó un amplio dispositivo de búsqueda en el que participan todavía tres helicópteros: uno de la Guardia Civil otro de Salvamento Marítimo y un tercero de la Junta. En el rastreo también trabajan tres embarcaciones, dos del instituto armado y otra de Sasemar, además de ocho patrullas rurales, un equipo de investigación, otro de la Policía Judicial y agentes de la unidad de seguridad ciudadana de la Benemérita .

Si hubiese más inmigrantes con vida, habrían alcanzado la carretera que cruza el Pinar de La Breña hacia Barbate, principal punto de referencia en la huida desde la playa. Así lo delatan las sendas de junquillos pisados que se alejan desde la arena hacia los lentiscos.

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