Andalucía

La mujer asesinada en Jerez por su marido nunca denunció malos tratos

  • Los vecinos califican a la pareja, con un hijo de 22 años, como "joven y agradable", y de la que no constaban discusiones ni desavenencias

Lo de casi siempre cuando tiene lugar un crimen de estas características: la mujer nunca había denunciado malos tratos, los vecinos no tenía a la pareja como conflictiva, el matrimonio era "joven y agradable", nadie piensa que algo así pueda ocurrir cerca de su casa, las autoridades condenan el hecho, el Ayuntamiento decreta un día de luto, se celebrarán concentraciones en riguroso y luctuoso silencio...

En Jerez ya se ha cumplido todo ese guión a partir de la muerte de Raquel G.B., de 42 años, que perdió la vida a manos de su marido, José Antonio C. la madrugada de ayer. A base de cuchilladas. El matrimonio tenía un hijo de 22 años.

Los hechos ocurrieron en la vivienda de la pareja, en la calle Garganta de Buitreras, una zona de casas, chalés y adosados. Con este son tres los asesinatos por violencia de género confirmados en Andalucía en lo que va de año y el vigésimo primero en España.

Todo ocurrió poco después de las tres de la madrugada cuando, según el relato de algunos vecinos, el matrimonio regresó a su casa. Por causas que se están investigando, aunque como hipótesis se barajan los celos, la pareja comenzó a discutir. José Antonio C. cogió un cuchillo de grandes dimensiones y apuñaló a su esposa.

Minutos después llegaron a la vivienda, un chalé adosado situado en una calle privada, agentes de la Policía Local, que alertaron de lo ocurrido a la Policía Nacional y a los servicios de emergencia sanitarios. Sin embargo, los efectivos del 061 no pudieron hacer nada por hacer nada por salvar la vida de la mujer debido a la gravedad de las heridas. El hombre no había intentado huir. Al contrario, permaneció en la vivienda y los agentes lo encontraron con heridas en las manos y el cuello producidas también por un cuchillo. Todo apunta a que él mismo se las hizo con el objetivo de intentar suicidarse. Los servicios sanitarios trasladaron de urgencia al agresor hasta el hospital de Jerez. En ese momento ya iba en calidad de detenido, según apuntan fuentes policiales, porque en el mismo lugar de los hechos ya había reconocido que había asesinado a su mujer.

José Antonio C., sobre el que no constan antecedentes delictivos, permaneció en los servicios de emergencia del hospital de Jerez hasta aproximadamente las ocho de la mañana, cuando los facultativos médicos decidieron darle el acta. Una vez realizado este trámite, los agentes de la Policía Nacional trasladaron al detenido hasta la comisaría, en cuyos calabozos pasó toda esta noche. Hoy pasará a disposición del juez encargado del caso. Las diligencias serán llevadas por el Juzgado de Violencia de Género de Jerez.

El cuerpo de Raquel G. B. fue trasladado en primer lugar al Instituto de Medicina Legal de Cádiz para que le fuera practicada la autopsia, un trámite que culminó a media tarde. Después, fue trasladado al tanatorio de Jerez.

Tanto desde la Policía Nacional como desde el Ayutnamiento y el Instituto Andaluz de la Mujer apuntaron que en este caso no constaba ninguna denuncia previa por algún tipo de malos tratos y la víctima no había realizado ninguna solicitud en el Centro Asesor de la Mujer de Jerez ni en el recurso de emergencia para víctimas de violencia de género. De hecho, la directora del Instituto Andaluz de Mujer (IAM), Silvia Oñate, apuntó que la pareja se encontraba "en situación de convivencia".

La pareja tenía un hijo en común de 22 años que en el momento de los hechos se encontraba en Sevilla pasando el fin de semana. Los efectivos policiales se encargaron de localizar al joven y trasladarlo a Jerez una vez que le comunicaron lo ocurrido.

La delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, condenó el asesinato y, al tiempo que expresó su indignación por esta nueva muerte, pidió "contundencia de la sociedad y de todos los poderes públicos contra los maltratadores, y que todo el peso de la ley caiga sobre ellos". Crespo hizo un llamamiento para que "la responsabilidad de denunciar sea asumida por toda la sociedad y no recaiga sólo sobre las víctimas". A su juicio "es fundamental la ruptura del silencio cómplice: que toda la sociedad sea consciente de la necesidad de advertir a las autoridades cuando se perciba el más mínimo indicio de violencia doméstica o de maltrato en el entorno".

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