Cultura

Los momentos de inspiración de José Caballero toman forma en el ECCO

  • Doscientas piezas integran la muestra 'Caminos de papel', que pone punto y final a los actos del Bicentenario Su viuda, María Fernanda Thomas, rememora el proceso creativo

El universo creativo en estado puro del prestigioso pintor andaluz José Caballero (Huelva, 1915-1991) invade el Espacio de Creación Contemporánea de Cádiz (ECCO). La forma en que las ideas surgían, emergían y se moldeaban en su imaginario, hoy se materializa ante el público gaditano en la muestra Caminos de papel, integrada por unas doscientas obras (180 en papel y otras 20 pinturas), que abarca estos momentos de inspiración de uno de los más genuinos exponentes de la generación abstracta española de la segunda mitad del siglo XX, a lo largo de cuatro décadas.

María Fernanda Thomas, su mujer, porque la palabra viuda no le gusta, supervisaba durante la mañana de ayer los últimos detalles del montaje de una ambiciosa exposición organizada por el Ayuntamiento de Cádiz y comisariada por Jesús Cámara, que llega a la ciudad para culminar los actos conmemorativos del Bicentenario de la Constitución, con la colaboración de la Fundación Unicaja. "El momento de la creación surge en sus dibujos preparatorios", explicaba María Fernanda a pie de una obra que conoce al dedillo, y recorría dulcemente entre anécdotas marcadas por la buena relación que mantuvo con los poetas o creadores afines a la generación del 27.

"Vázquez Díaz fue el gran maestro de Pepe -como su mujer lo llama-. Y fue en su estudio de Madrid donde conoció a todos los intelectuales de la época", afirma su mujer. "Pero también influyó en él Torres García y Alberto Sánchez".

Los dibujos, bocetos, grabados o pinturas que marcan cada una de las etapas de su trayectoria, desde los años 50 a los 90, se intercalan con los textos, dedicatorias o fotografías que inmortalizaron a José Caballero y su mujer con amigos como Rafael Alberti, Pablo Neruda o Gabriel García Márquez en numerosos puntos del planeta como Roma o Madrid, París y Estados Unidos, pasando por Cádiz, donde también aparece fotografiado junto al escritor José Bergamín.

Y es que José Caballero era un hombre "muy andaluz, de talante y temperamento", rememora su mujer. "Como lo era su pintura", dice mientras hilvana entre explicaciones las obras más significativas de su producción.

Una producción que en Caminos de papel comienza en los 50, momento en que se aparta de su época surrealista y figurativa para alcanzar el arte abstracto, donde va tomando cuerpo una de las grandes constantes en su obra, "la muerte de Lorca, que siempre le impresionó y tuvo muy presente", comentaba durante la visita María Fernanda Thomas, mientras no pierde detalle del montaje. "Aquí hace falta más luz", aconsejaba a los montadores. "Pepe sabía colgar su obra, incidía mucho en eso". Como ella lo hacía ayer, mientras le respondían diligentemente.

También comienza a asomar al final de esta década el estudio de la materia, que arrastró durante casi toda su producción, como la experimentación de la geometría en distintas vertientes.

Los sesenta se presenta ante el espectador con el boceto definitivo del cartel que hizo para la obra Yerma, de Federico García Lorca. También trabajó en el decorado de Bodas de sangre, "para el que se inspiró en las figuras con palillos que construía mientras salíamos a cenar con los amigos", comentaba a modo de curiosidad su viuda, no sin cesar en el empeño de incidir en el fatídico final de Lorca en sus obras Fusilamiento; Guardia civil Caminera y La Sangre derramada.

Los muros de Andalucía también forman parte de esta época. Muros que recreaba y que "él mismo encalaba cada cierto tiempo, porque amarillean. Ya nadie lo hace", decía su mujer antes de señalar la pieza Cádiz, que nunca antes se había expuesto, como nunca antes se había exhibido esta muestra en Andalucía. Sólo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y con la mitad de piezas.

También investigó sobre " la figura femenina", añade María Fernanda, "que siempre tocaba con toques de dramatismo y soledad", así como en el círculo colmado de texturas y volúmenes.

Porque si algo sabía hacer José Caballero era experimentar, innovar sobre texturas, con nuevos materiales y herramientas, explicaba el comisario de la muestra, Jesús Cámara, que concibe ésta como una "exposición atípica, que indaga en el proceso creativo y en el conocimiento de su pintura y el surgimiento de sus cuadros", asevera.

Por eso trabajó con arena, polímeros industriales, e incluso esparto, revisaba Thomas. "Le divertía experimentar", como bien se puede apreciar en la época de los 70, en la que se pone de manifiesto la estrecha relación que tuvo con Pablo Neruda, con el que aparece en distintas fotografías, incluso la última que se hicieron juntos en Barajas, "mientras Pablo se despedía de nosotros para siempre. Nos dimos cuenta después".

El carácter puramente español de su producción, con fuerte carga simbólica y colores como el rojo, amarillo o tierras, están muy presente en la muestra, que rompe un poco esta dinámica con una serie que mira de frente al mar, ya en los 80 y 90. Momento en que se muestra el vínculo con Alberti, con la inclusión de dibujos y dedicatorias del poeta portuense.

De su última época también es el estudio de la signografía, que trabajó tras conocer la iconografía bizantina en Santa Sofía y que aparece junto a su última obra, la que puso punto y final a su trayectoria, Algo camina hacia el infinito. Obra visionaria de la exposición que ahora revive los caminos del artista, desde el papel.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios