Cultura

¡Ay pequeño, qué grande eres!

  • Dani Martín llegó a Sanlúcar después de nueve años sin actuar allí y se metió al público en el bolsillo, los hizo saltar, reír e incluso llorar. Así es él, pequeño por fuera, grande por dentro

Unos llevaban tres días esperando, otros se armaron de valor y se enfrentaron a la larga cola que rodeaba el recinto y algunos, simplemente decidieron acudir a última hora. Para todos había sitio en el teatro municipal de Sanlúcar de Barrameda, que fue llenando su aforo conforme se acercaba la hora del concierto. Luces apagadas, humo de ambiente, las primeras filas comienzan a impacientarse. Puntual a la cita, el reloj marca las 23.00 horas, “¡buenas noches Sanlúcar!”. Allí estaba él, camisa celeste, camiseta blanca y vaqueros. Como si hubiera quedado con un grupo de amigos dispuesto a pasar un buen rato, se presentaba ante un entregado público sanluqueño. Al ritmo de Los valientes de la pandilla, Dani Martín inauguraba el concierto. Manos arriba, Sanlúcar recibía al cantautor después de nueve años sin pisar tierra gaditana. A juzgar por la buena sintonía entre público y cantante, la noche prometía… y el madrileño no defraudó. Las canciones se sucedían y el público pedía más. Las versiones más delicadas a piano y voz se iban intercambiando entre canciones de ayer, (Volverá, Una foto en blanco y negro), de hoy, (Un millón de cicatrices, El cielo de los perros) y de otros (Miedo, de Mclan). Dani se ganó al público sanluqueño que entregado por completo no dejaba de saltar y elevar los brazos al ritmo de las letras. “¿Tenéis calor?, ¿mucho calor?”; el público no lo dudó y manguera en mano Dani complació a su público refrescándolo y refrescándose él.

 Y todo se apaga y aparece ella, Cris Méndez, una gran voz que supo estar a la altura de Puede ser. Ella también se ganó un lugar entre los asistentes. Contigo, con él, apareció Fernando Tejero, y sorprendió a los asistentes defendiéndose en el escenario con soltura y desparpajo.

Pero la intensidad y el ritmo dieron lugar a la nostalgia, y la dulzura, para ellos, para Carmen y Manolo, para sus padres, esas personas que han permanecido siempre a su lado, esos para los que siempre ha estado pensado cómo agradecerle. Y para ella, su fan número uno, esa que desde algún lado lo cuida y admira, su  carita de princesa, su hermana, esa que sabe lo mucho que la quería, la quiere. Y Sanlúcar quería más y más, los minutos parecían jugarle una mala pasada al tiempo corriendo demasiado rápido. Y desapareció, pero aún quedaba más, porque ese es el, cercano, cariñoso, agradecido, porque el pone la voz y su equipo el trabajo, porque son una familia que sólo funcionan unidos, porque sin ellos nada sería posible, porque es de buen nacido ser agradecido y Dani lo es. Por eso defiende la música española, por eso versiona viejas glorias y les devuelve la grandeza que un día disfrutaron, por eso su público no puede vivir sin ti, no hay manera…porque 16 añitos son muchos para verlo, para verte, porque Sanlúcar volverá a hacer colas de tres días, puede ser que pase tiempo hasta que vuelva pero ya nada volverá a ser como antes, porque él llegó, revolucionó al pueblo gaditano y se marchó no sin antes haber regalado simpatía y sonrisas entre los asistentes…

Así presentó Dani su nueva faceta en solitario al pueblo gaditano, allí se mostró transparente, cercano. Mostró su faceta más intima de la mano de las canciones que parecen sacadas de lo más profundo de su ser…eres grande, pequeño.

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