Si el 2009 fue el año de los bocaítos, este 2010 puede ser el de los picotazos. Los mosquitos del Sheriff y el Lulu saborearon el triunfo en una noche en la que el Falla degustó el humor fresco del Ardentía y el coro del Lamas se hizo notar recuperando la esencia del tango gaditano.

Como cada noche, los compases del tango gaditano -que diría el presentador de sala, Eduardo Bablé-  fueron los encargados de abrir esta quinta jornada de preliminares. El coro de Juan Antonio Lamas, El cofre del tesoro, dejó una muy buena impresión y mejoró notablemente lo ofrecido en 2009, tanto en repertorio como en afinación. La espectacular despedida que les brindó el coliseo gaditano, con gran parte del patio de butacas en pie, lo dice todo. A continuación, la chirigota Los que salieron del teatro romano ofreció poco aparte de ganas y la comparsa El niño que llevas dentro sorprendió con una bonita puesta en escena y un buen conjunto de voces.

El cuarteto Los chorizos colgaos, con más sombras que luces, precedió a El escuadrón de los jartibles, del Sheriff, que se erigió como gran protagonista de la sesión. Aprovechando a la perfección su tipo de mosquitos, los chirigoteros gaditanos convencieron con un gran repertorio apoyado en dos grandes pasodobles en letra y música, buenos cuplés y un popurrí muy movido. Lo suyo fue un no parar y el teatro lo agradeció con una despedida por todo lo alto. Vienen fuerte este año Sheriff, Lulu y compañía.

Las risas no se detuvieron tras el descanso y el debut como letrista de Juan 'el Ardentía', conocido por su labor como speaker de La Caleta, se saldó con un rotundo éxito. Humor fresco y mucho ingenio en la Fiesta de fin de curso Escuela infantil La Rana Manca, que puede dar que hablar en el presente Concurso.

No estuvo a la altura de lo esperado la comparsa Las damas de noche, con bastantes problemas de afinación, precisamente uno de sus puntos fuertes el pasado año cuando alcanzaron los cuartos con Al fresquito. La  floja chirigota onubense Una chirigota de interés precedió a la comparsa de Enrique Villegas Serenata, que cantó bajito y con gusto. Para concluir, la chirigota tarifeña Los malpensadores ofreció su discreto repertorio a un patio de butacas casi vacío.