El último mes del año llega a la par del objetivo a corto plazo que se marca el Cádiz en el crepúsculo de 2014, que no es otro que ganar los tres partidos de Liga antes del obligado parón navideño. La sencilla victoria (3-0) contra el Lucena y las positivas prestaciones mostrada sobre el césped -eso sí, contra un adversario en modo osito de peluche- recargan las pilas de un conjunto amarillo que vuelve a encontrar el camino de la victoria después de los dos empates consecutivos (ante Almería B y El Palo) y la derrota sufrida en La Línea frente a la Balona, tres resultados que agotaron la paciencia de los dirigentes del club, que apostaron por un relevo en el banquillo con la destitución de Antonio Calderón y la contratación de Claudio Barragán.

El triunfo contra el cuadro lucentino no es demasiado achacable a la llegada del nuevo técnico, que apenas estuvo cuatro días al frente de la plantilla antes de afrontar su estreno oficial el pasado domingo. Será en los próximos envites, todos más exigentes que el primero, cuando en teoría empiece a notarse la mano del valenciano. No debe tenerlo muy complicado después de reconocer que el equipo tiene bien asimilados determinados conceptos adquiridos en la etapa de Calderón.

Ahora se trata de cuidar los detalles, esos que han provocado una excesiva pérdida de puntos. Uno de los inmediatos que se había planteado Claudio era dejar la portería a cero. El Cádiz había recibido al menos un gol en los tres duelos anteriores y la meta era romper esa dinámica. El Lucena era el rival apropiado para mantener intacta la portería antes de encarar encuentros ante equipos de más envergadura.

Conseguir los nueve puntos como regalo de Navidad permitiría a los amarillos descansar en la zona vip de la clasificación a falta de definir si lo hace como tercero -como ahora-, segundo -la Balona está un punto por encima- e incluso primero si el cuadro linense no gana sus tres partidos y el UCAM Murcia se desmorona en el sprint final del año. El conjunto universitario aventaja al Cádiz en seis puntos y ofrece síntomas de debilidad. No aprovechó los resultados negativos de los gaditanos y en lugar de dar un estirón en la tabla, en las últimas cuatro jornadas sólo sumó un punto más (seis) que los inquilinos del estadio Ramón de Carranza (cinco). El empate en la vieja Condomina ante el hasta colista Cacereño es la muestra palpable de que el equipo murciano es vulnerable. No conoce la derrota, pero ya recibe goles y las sucesivas igualadas le hacen ponerse a tiro.

Más allá de la eliminatoria de la Copa del Rey contra el Villarreal (ida y vuelta el 4 y el 17 de este mes), la atención del conjunto amarillo se centra en los compromisos ligueros frente a Cartagena, Córdoba B y Villanovense, el primero y el tercero como visitante y el segundo en casa. A priori, el más comprometido es el del próximo domingo ante el equipo murciano, anclado en la zona media pero con ansias de remontar el vuelo frente un Cádiz que multiplica la motivación de los rivales al ser considerado como el grande del grupo IV de Segunda División B.

Salir con tres puntos más de Cartagonova sería una sobredosis de autoestima para un equipo que tiene que dar más de sí fuera de casa para disponer de verdaderas opciones de presentar batalla por el liderato. La visita al Cartagena cuenta con el obstáculo añadido del duelo de ida de Copa ante el Villarreal, programado para la noche del jueves cuando la expedición amarilla tendrá que coger el autobús el sábado para efectuar un largo desplazamiento antes de jugar a mediodía del domingo. Poco tiempo de descanso entre un partido y otro, escaso margen de preparación y además uno de los viajes más duraderos del campeonato. El cuerpo técnico tendrá que ingeniárselas para que los jugadores lleguen frescos al encuentro dominical después de un choque copero sin trascendencia.

De vuelta a casa, el Cádiz recibirá al Córdoba B el segundo fin de semana del mes en el que en teoría debe ser el partido menos complicado de los que restan antes del cierre de 2014. Llegará después el esfuerzo mayor antes de las mini vacaciones. Los amarillos jugarán en Villarreal la vuelta de Copa el miércoles 17 y pocos días después, el fin de semana del 20-21, les espera el trayecto hasta Villanueva de la Serena (Badajoz). Del Este al Oeste en pocos días en busca de tres puntos de oro ante un Villanovense que se crece cuando comparece delante de su afición.