Cádiz CF

El balón parado, una condena que acerca al Cádiz CF a Segunda

Desolación de los jugadores del Cádiz tras el gol del Barcelona.

Desolación de los jugadores del Cádiz tras el gol del Barcelona. / Jesús Marín

El Cádiz CF trata de agarrarse a una Primera División en la que se acostumbra a residir cuando corre serio peligro de retornar a Segunda. Son cuatro temporadas las que suma en la máxima categoría después del último ascenso y la duda es dónde estará el curso venidero.

El conjunto amarillo está metido de lleno en una desesperada lucha contra los rivales y contra sí mismo con la noble intención de abandonar la zona de descenso en la que reside sin respiro desde la última jornada de la primera vuelta. De momento no lo consigue y le quedan siete capítulos para el final del campeonato para remontar el vuelo.

Ubicado en la 18ª posición, está a tres puntos de la 17ª que ocupa el Celta de Vigo aunque, con el 'goal average' general desfavorable, debe sumar cuatro más que el cuadro gallego para poder concretar el 'sorpasso' en el tramo definitivo.

El Cádiz CF está plantando cara a sus contrincantes pero no termina de dar el paso al frente que tanto necesita para salir del último puesto de descenso que aún no está definido (Almería y Granada no se libran de las garras de la división de plata). Ha dado zarpazos puntuales pero necesita algo más para poder tener opciones reales de conservar su plaza en la élite del fútbol español.

La progresión del equipo amarillo se ve frenada por un problema que le está causando un continuo dolor de cabeza. Los errores en la defensa de las acciones a balón parado se convierten en un verdadero lastre que limitan las posibilidades de alcanzar el objetivo.

Basta un segundo de despiste para echar por tierra todo el trabajo. El Cádiz CF es capaz de mostrar un enorme carácter competitivo y sin embargo hacer inservible tanto trabajo en un pestañeo. Sin tanta acumulación de fallos en los últimos tiempos, es posible que ahora estuviese fuera de la zona de descenso o cerca de salir de salir de ella.

En el duelo ante el Rayo Vallecano de la 27ª jornada, una deficiente salida de Jeremías Conan Ledesma en un saque de esquina puso en bandeja el gol del equipo madrileño y en lugar de ganar a lo máximo que pudo llegar al Cádiz CF fue a un empate (1-1). Sumó punto pero podían haber sido tres.

En la siguiente visita, esta vez a la Real Sociedad, un fallo colectivo más propio de un patio colegio que de un partido profesional abrió el camino de la derrota. De un nuevo en un saque de esquina, los jugadores dieron la espalda al balón no si dieron cuenta de que el rival ponía el balón en movimiento. Sin ese gol ridículo, quizás hubiese tenido opciones de empatar (perdió 2-0) como lo hizo el Almería (2-2) hace tres días.

El caso más cercano es el reciente choque frente al Barcelona y una vez más un córner condenó al Cádiz CF a una derrota que podía haber evitado. Estaba tuteando al cuadro azulgrana hasta que una pésima acción defensiva de un saque de esquina se tradujo en el único gol del partido.

Los fallos de concentración están acercando a los amarillos a Segunda División. Son errores propios que dificultan sobremanera la consecución del objetivo. Las opciones de permanencia pasan por dejar hacer regalos a los rivales.

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