numancia-cádiz CF · la crónica

Desaparecido (1-0)

  • Un decepcionante conjunto amarillo cae en Soria y baja hasta la tercera posición.

El esperanzador arranque del Cádiz se transformó en un espejismo que derivó en una decepcionante y justa derrota en el campo del Numancia. El equipo amarillo fue de más a menos y no fue capaz de reaccionar al gol de los rojillos en los albores de la segunda mitad. La remontada ante el Oviedo de la semana anterior fue flor de un día para un Cádiz que volvió a la dura realidad y se quedó sin respuesta con el 1-0. Desapareció por completo y ofreció una imagen penosa, poco digna de un ocupante de la zona noble que perdió la privilegiada segunda posición sin argumentos para defenderla, sin llegar a poner el balón entre los palos de la portería contraria. Sigue en las alturas, pero ahora en el tercer escalón y con un nutrido grupo de rivales al acecho.

Álvaro Cervera desplegaba un 4-4-2 novedoso en el que destacaba la primera titularidad de Jona, en punta junto a Salvi, con Nico Hidalgo -también sorpresa en la alineación- escorado en banda derecha y Alberto Perea en la izquierda. Los dos se asociaban en en el minuto 7 para crear una ocasión clara. El motrileño se escapaba de su par, centraba al interior del área y el albaceteño cazaba una volea que se perdía no muy lejos de un poste. La réplica la ponía poco después Guillermo con un flojo cabezazo a las manos de Alberto Cifuentes.

La apuesta del entrenador era la señal aparente de que el Cádiz quería dar un paso adelante en la consolidación del segundo puesto. Los amarillos se plantaban bien sobre el césped en un arranque inclinado a su favor, con la conocida tendencia de cerrar espacios como punto de partida para después buscar la sorpresa, como intentaba Salvi al filo del cuarto de hora en una veloz contra que culminaba con un tiro defectuoso desde el balcón del área.

No terminaban de concretar sus llegadas los de Cervera aunque daban la sensación de tener controlada la situación, de poder dar un zarpazo en cualquier momento frente a una defensa local que desprendía signos de lentitud.

Los rojillos aparecían en ataque en el ecuador del primer con un zurdazo lejano de Íñigo Pérez que obligaba a Cifuentes a estirar su cuerpo al máximo para repeler con una mano y evitar el 1-0. Los sorianos se animaban y desde entonces se hacían con la propiedad del esférico y empezaban a inquietar con frecuencia hasta disponer de una oportunidad clarísima que Diamanka no acertaba a rematar completamente solo a dos metros del portero.

Con la pelota en poder de los hombres de Jagoba Arrasate, las irrupciones de los amarillos arriba se reducían a la mínima expresión. Se limitaban a esporádicas carreras de Salvi. En una de ellas, el sanluqueño no lograba conectar con Jona, solo en boca de gol.

El Cádiz pasaba de un prometedor comienzo a tener que apretar los dientes en labores defensivas. El partido cambiaba de rumbo y eran los inquilinos de Los Pajaritos los que tomaban el mando de manera apabullante. Cifuentes volvía a trabajar a tope para desviar un zapatazo de Guillermo en una recta final de la primera mitad convertida en un monólogo numantino, con un constante asedio que obligaba a los gaditanos a replegarse al cien por cien al no ser capaces de robar el cuero, ese objeto de deseo que hacía crecer a los de casa y encogerse a los visitantes, que al menos sujetaban el empate sin goles al intermedio.

Los apuros que habían pasado los andaluces llevaban a Cervera a recuperar el trivote con el que recorre la Liga. Nico Hidalgo se quedaba en el vestuario y Fausto Tienza se unía en la medular a Garrido, con Álex Fernández algo más adelantado, Salvi ubicado en la derecha y Jona como único delantero. El objetivo del relevo no era otro que fortalecer la media para provocar un cortocircuito en el juego de los locales, que arrancaban la segunda mitad con un derechazo de Manu del Moral que rechazaba el arquero.

Apenas daba tiempo a rearmarse porque el Numancia cobraba ventaja en el minuto 54. Lucas Bijker cometía un grave error en el marcaje a Pere Milla, que recibía la bola solo en el segundo palo y no perdonaba con un certero cabezazo que se colaba junto a un palo.

El gol sentaba como un jarro de agua fría a los gaditanos, que no esperaban ese mazazo que llegaba más por error propio que por acierto del adversario. Cervera respondía raudo desde el banquillo con la entrada de Aitor en lugar de Alberto Perea y José Ángel Carrillo por Garrido. El trivote había durado poco más de 20 minutos pero no le quedaba otra opción al Cádiz que ir a por el empate.

Los movimientos ofensivos no daban resultados mientras los sorianos se protegían en su terreno. No aparecían los amarillos arriba. Ni una ocasión que llevarse a la boca. Ni un centro con un mínimo de peligro. Salvi se diluía, Aitor no ejercía de revulsivo, Carrillo apenas tocaba el balón, como tampoco Jona, los medios no repartían juego... El tiempo volaba y el Cádiz se estrellaba contra un rival ordenado y contra su propia inoperancia, incapaz de dar respuesta al solitario gol de los locales.

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