Las okupas gaditanas Milagros Arzúa y Aysha Elmortada fueron las protagonistas en la mañana de ayer de una manifestación en la que exigían, una vez más, una solución a su precaria situación social. El acto reivindicativo tuvo lugar en la plaza San Juan de Dios, frente al Ayuntamiento, y hasta allí se acercaron unas 50 personas.

A gritos de "ni gente sin casas ni casas sin gentes", el colectivo de apoyo a las okupas respaldó en todo momento a las gaditanas, que aseguraron "verse en la calle" si no obtienen una respuesta institucional cuanto antes.

En el caso de Milagros, la gaditana sigue sin encontrar un arrendador dispuesto a alquilarle un piso. Bien es cierto que una inmobiliaria le ofreció dos viviendas. Según Arzúa, una de ellas tenía un coste total superior al límite fijado por el Ayuntamiento -500 euros- y por eso la descartó; el otro inmueble si cumple este requisito económico pero se trata de una vivienda totalmente vacía, sin ningún tipo de equipamiento.

Por su parte, Alexis González, portavoz del colectivo que la apoya, explicó ayer que quedaría pendiente el compromiso por parte del Consistorio para realizar los tres pagos que exige el propietario de la vivienda, por valor de 1.500 euros, para que todo se resolviera.

De otro lado, el Ayuntamiento de Cádiz expuso en un comunicado que no pagará comisiones a ninguna inmobiliaria que ofrezca sus casas para alquileres sociales. "Todas las inmobiliarias de Cádiz y todos los usuarios de los Servicios Sociales saben que los pocos recursos económicos que tiene el Ayuntamiento no son para pagar comisiones de inmobiliarias, si no para solucionar los problemas de los gaditanos que más lo necesitan".

Ante esta respuesta municipal, desde el colectivo de apoyo a Arzúa aseguran que harán todo lo posible para mediar con el dueño del piso y llegar así a un consenso.

Por último, Aysha Elmortada, otra joven madre que ocupó durante dos años una vivienda en Guillén Moreno, espera también que las administraciones le proporcionen un hogar. Desde que fue desalojada, vive con su hijo de 3 años en una pensión del centro de la capital que paga el Consistorio. "No me han echado de la pensión pero me han avisado de que no puedo permanecer allí mucho más tiempo".