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Provincia de Cádiz

Cuando Sherman se fijó en Rota

  • Los acuerdos firmados en 1953 entre España y Estados Unidos propiciaron que el régimen de Franco lograra respaldo internacional a cambio de servir de plataforma defensiva ante la URSS

Un día como ayer de hace 60 años, la historia de una pequeña villa que vivía de sus afamadas huertas cambiaba para siempre. A 655 kilómetros, en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo y James Clement Dunn (el primero, ministro de Asuntos Exteriores, y el segundo, embajador de Estados Unidos en España) firmaban los 'Pactos de Madrid'. Pero, a pesar de lo que muchos puedan pensar, ayer no se conmemoraba la efemérides de la puesta en marcha de esta instalación militar sino del acuerdo que permitió su creación.

Aquel día, fueron varios los documentos que ambos representantes diplomáticos firmaron. Los genéricos se hicieron públicos pero los complementarios, algunos de un importante calado, quedaron en secreto. En uno de los anexos se recogió que este rincón al norte de la Bahía albergaría una de las estaciones aeronavales de la 'Navy' más importantes de Europa. Junto a Rota, aparecían también los nombres de Morón de la Frontera, Torrejón de Ardoz y Zaragoza, entre otros.

Los 'Pactos de Madrid' estaban conformados por tres convenios (el de ayuda económica, el de ayuda para la defensa mutua y el convenio defensivo) que daban la ansiada 'legitimidad' internacional al régimen dictatorial de Francisco Franco tras más de una década de travesía del desierto como castigo por su posición no tan neutral con Alemania e Italia durante la Segunda Guerra Mundial. En el convenio defensivo, España se comprometía a ceder "temporalmente" (lo hacía inicialmente por diez años más otros diez prorrogables) parte de sus territorios para la construcción de unas bases con el objetivo de hacer "frente al peligro que amenaza al mundo occidental" ya que ambos países estaban "deseosos de contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad internacional", tal y como reza en el preámbulo del acuerdo. Eran años de plena Guerra Fría donde Estados Unidos y la desaparecida URSS lidiaban una carrera armamentística que parecía abocada a una guerra de dimensiones desconocidas.

Días después de la firma, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba el convenio, pero no recogía un "acuerdo técnico" que lo complementaba donde, en su anexo 1, se especificaban los suelos que se cedían para mayor gloria de la paz mundial. No era lo único que quedaba bajo el manto del 'top secret'. Así, a Estados Unidos se le daban amplios poderes para hacer y deshacer dentro de estos recintos.

Pero, ¿cómo un pueblo marinero y hortelano pasó a convertirse en una de las piezas de la partida de ajedrez que protagonizaban estadounidenses y soviéticos?. Parte de culpa, según apuntan historiadores como Rocío Piñeiro o Lorenzo Delgado, que han realizado publicaciones y estudios sobre la Base Naval roteña, la tuvo el almirante Forrest P. Sherman, por entonces jefe de operaciones navales de la Armada norteamericana, que en 1951 lideró una delegación enviada por el presidente Truman para negociar los detalles de un acuerdo con el régimen franquista, unos contactos que se habían iniciado a distintos niveles diplomáticos en 1947 cuando Estados Unidos comenzó a ver en España un aliado necesario ante una eventual guerra con los soviéticos, aunque ello supusiera la aceptación de facto de un régimen dictatorial antagónico a sus ideales democráticos. Sherman, en su condición de militar, insistió en la importancia estratégica del Estrecho de Gibraltar y en la necesidad de controlar este paso. Aún hoy, la Base se sigue presentando como la puerta de entrada al Mar Mediterráneo.

Tras varios años de negociaciones y de inspecciones sobre el terreno, España y Estados Unidos sellaban en Madrid la apertura del régimen franquista al mundo. A partir de ahí, al gobierno español le correspondía la tarea de conseguir los terrenos, labor que consiguió mediante expropiaciones aprovechando, además, que por entonces estaba desarrollando una ambiciosa política de colonización en los campos para incrementar la producción agrícola. Así, núcleos rurales que estaban naciendo como Doña Blanca o Nueva Jarilla recibieron a roteños que fueron obligados a contribuir a "promover la comprensión y buena voluntad y a mantener la paz mundial" permutando sus tierras por otras. Otros, en cambio, se quedaron con la indemnización económica.

Poco tiempo después, la Brown Raymond and Walsh, la empresa norteamericana que dirigió la construcción del recinto militar (aunque subcontrató buena parte de las actuaciones a compañías tanto nacionales como internacionales), anunciaba que una nueva era había llegado a un pueblo que aún no tenía conciencia de las consecuencias de aquellas firmas en el Palacio de Santa Cruz.

Un 14 de abril de 1958 se inauguraba oficialmente la Base Aeronaval de Rota. La visión que habían tenido algunos militares como el almirante Sherman se había hecho realidad entre la roteña playa del Rompidillo y los acantilados de la portuense Fuentebravía.

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