Tarde de dramatismo y gran nivel en Málaga en la que José Tomás y Miguel Ángel Perera fueron los triunfadores, rayando a gran altura abriendo plaza el malagueño Javier Conde que no pasó de los destellos.

Dramatismo y celo de figuras del toreo que a pesar del viento rivalizaron hasta el punto de que Miguel Ángel Perera resultó cogido tras replicar a un quite por gaoneras del madrileño sin reparar en el aire, que le pasó la factura de la cornada al extremeño.

Perera, que replicaba también por gaoneras, fue alcanzado en el tercio inferior de la pierna izquierda al quedarse descubierto por el viento.

El toro se coló por el pitón izquierdo, lanzando un derrote seco que alcanzó de lleno al torero, que, sangrando casi de inmediato, fue trasladado a la enfermería.

Pero quince minutos después volvió a salir Perera, visiblemente herido, para lidiar su toro, al que realizó una gran faena, de quietud y capacidad, que le valió para cortar una oreja de mucho peso. Fue operado al terminar la lidia , con anestesia general de una cornada extensa en la zona tibial de 12 centímetros y dos trayectorias, de pronóstico grave .

En ese primer toro de José Tomás, el madrileño salió a los medios pese al aire, arriesgando y exponiendo en una faena que armó sobre la mano izquierda matando de una estocada arriba que le valió la primera oreja.

Ante el manso quinto que se cerraba hacia chiqueros, el de Galapagar inició la faena doblándose por bajo. Muy quieto y firme, tragó una seria colada al natural en una labor en la que puso mucho valor ante los parones de un toro que nunca rompió. Su entrega y temple tuvo la recompensa de componer un remate de faena llevando al toro en viajes largos y compuestos, con estampas de gran calado, hasta el punto de que el público protestó que no se le concediera la oreja tras otra estocada en lo alto.

Perera le cortó una oreja de mucho peso a su bravo primero, cuajándolo con series largas por los dos pitones hasta que el animal se lesionó en una pata obligando al extremeño a hacer uso de la espada, despenando al animal de media estocada trasera.

Ante el que cerró plaza el extremeño compuso una faena creciente hasta rematar a dos dedos de los pitones del manejable cuvillo, ligando hasta cinco naturales invertidos en un alarde de valor. Mató de pinchazo y estocada y cobró una oreja.

Javier Conde no tuvo opciones con su primero y se hizo pesado ante su segundo.