Fútbol El Cádiz CF, muy atento a una posible permanencia administrativa

Cádiz

Los comerciantes de la Plaza piden el regreso del baratillo "regulado"

  • Hosteleros y demás vendedores aseguran haber perdido ingresos los domingos con la marcha del mercadillo · De producirse el retorno, piden control para los artículos en venta, seguridad y limpieza

La intención de los baratilleros de regresar a los alrededores del Mercado Central ha despertado el interés de los negocios establecidos en este emblemático lugar. Añoran los domingos de plaza que para muchas familias eran un ritual. Vuelta por el mercadillo, churros con café y desde media mañana, cerveza y tapa. Los comerciantes de la zona están por la labor del retorno de este mercadillo, a pesar de la negativa del Ayuntamiento a que regrese al exterior del remodelado Mercado. El Consistorio aboga por que el baratillo se quede para siempre en su enclave actual, la avenida Doctor Gómez Ulla, frente al Parque Genovés, donde tuvo que trasladarse al comenzar las obras del Mercado. Hosteleros, panaderos, churreros y vendedores varios de la Plaza claman por la vuelta del baratillo con una condición indispensable: que esté regulado. Solicitan el control de los artículos, vigilancia y un buen operativo de limpieza al finalizar la jornada dominical.

Los bares de la zona han notado tanto la ausencia del baratillo que algunos dejaron de abrir con su traslado. Quique Peñalver, propietario de la cafetería Bajamar, señala que le interesa la vuelta "si es decoroso y no es un basurero, como ocurría antes". El hostelero recuerda en ese lugar los domingos "broncas y venta de objetos de dudosa procedencia". Cree que sería beneficioso que regresara "bien montado y con artículos interesantes, principalmente de anticuario. Sería muy bueno para esta zona". Muy cerca, Manuel López, copropietario del bar El Cuco, explica que cierra los domingos, pero matiza que si el baratillo estuviera controlado se lo pensaría. "Lo que había antes era indigno. Se ponían en la puerta del bar y había muchas broncas entre algunos de los que vendían". Donde aseguran haber notado la marcha del mercadillo es en la heladería-pastelería La Poême, en la calle Alcalá Galiano, antigua Londres. María Errante, su dueña, señala que antes, con el baratillo en la Plaza, tenía hasta tres personas trabajando los domingos. "Ahora no me lo puedo permitir porque lo hemos notado en las ventas y muchos clientes fijos de los domingos me dicen que ya no vienen porque no está el baratillo", dice. Añade que los mercados "siempre han sido populares en todo el mundo. Dan trabajo, ambiente a la zona e ingresos a los negocios de alrededor. Deben estar situados en lugares donde el público se pueda tomar un café".

En la misma línea de opinión se posiciona Juani Cortés, del quiosco-panadería La Rosa de Oro. "Cuando yo cogí este negocio, ya no estaba aquí el baratillo, pero supongo que sería beneficioso para todos. Sería positivo si cumplieran las normas y el mercadillo fuera digno, sin basuras", declara. Al lado, un churrero histórico, cuenta cómo en el baratillo, en su última versión en la Plaza, "ya no se vendía ni marisco porque quién va a poner ese género al lado de unos zapatos viejos". Recuerda "peleas a martillazos entre sujetos que se disputaban un sitio", pero admite que "si colaboramos todos, la plaza podría recuperar ese ambiente de los domingos que se ha perdido". Otro churrero, José Antonio Luna, del célebre puesto de La Guapa, lamenta que desde la marcha del baratillo vende los domingos "un 50 por ciento menos porque atraía a gente, pero ya no abren ni los bares y mi negocio se resiente". Para este comerciante, el mercadillo, en caso de regresar, "debería organizarse bien, ya que antes era un desastre. Y que les den las licencias a quienes los necesitan de verdad". Una de las voces autorizadas en la plaza es la de Manuel Pecino, industrial del fruto seco con 50 años vendiendo en la zona. Pecino le da "un sí muy grande para el baratillo" pues asegura que las ventas se han resentido. "Entre la crisis, la reforma de la plaza, que llevo tres años fuera de mi sitio natural, y la pérdida del baratillo, me he comido todos los ahorros", afirma. Y da un toque de atención: "Ojo, la culpa de la suciedad no era sólo de los baratilleros. Muchos ciudadanos aprovechaban el mercadillo para dejar aquí la porquería que no querían en su casa". Pecino pregunta "¿por qué no vuelve igual de regulado que está en el Parque?" y precisa que el mercadillo "es un bien para Cádiz porque venía mucha gente de fuera a buscar curiosidades".

Los baratilleros y los comerciantes de la Plazaapuestan por el regreso del mercadillo de los domingos. Queda convencer al Ayuntamiento, posicionado en una rotunda negativa.

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