Marítimas 80 agentes de la Policía Portuaria vigilan junto a la Guardia Civil el interior de los muelles

La auténtica autoridad portuaria

  • La vigilancia y protección de los muelles gaditanos corre a cargo de 80 policías portuarios que, en convivencia y connivencia con los agentes de la Guardia Civil, desarrollan diariamente su labor

Son la auténtica autoridad portuaria. En los muelles de Cádiz no ocurre nada sin que los miembros del grupo de la Policía Portuaria se enteren y controlen.

Ellos mismos reiteran de manera repetida que desarrollan su labor siempre en colaboración con los compañeros de la Guardia Civil que custodian como cuerpo y fuerza de seguridad del Estado el interior y el perímetro de todo el Puerto de Cádiz.

Son en total 80 (repartidos 65 en Cádiz y 15 en El Puerto de Santa María) el grueso de este grupo de vigilancia y control. Y día a día, mes a mes y año tras año se han ido haciendo con el respeto no sólo de las personas que cada día acuden a los muelles para desarrollar sus trabajos en las distintas empresas ubicadas en el recinto portuario sino con el de los cientos de hombres y mujeres que llegan cada día a bordo de los barcos que en la zona amarran.

Contribuir a la vigilancia y protección general de todo el Puerto de la Bahía de Cádiz, que engloba las dependencias de la Dársena Comercial de Cádiz, Dársena de la Zona Franca, Muelle de La Cabezuela en Puerto Real, Dársena de El Puerto de Santa María y Puerto Sherry, es una de las tareas encomendadas a este grupo de vigilantes, según comenta el jefe de la División de Control, Vigilancia y Protección del Puerto de Cádiz, José Antonio Romero Huelín.

Al fin y al cabo tanto él como Manuel Caramé Mateo, responsable de la Policía Portuaria, y Carlos Rodríguez Vela, jefe de servicio, coinciden que su máxima a la hora de ponerse cada día en funcionamiento es la de preservar la fluidez y la seguridad en todo el recinto portuario de manera que todas las actividades propias de este sector se puedan desarrollar con la mayor liquidez posible para todos. "Aquí el tiempo es dinero", recuerdan y "nadie quiere que nada interrumpa sus operaciones ni que nadie añada riesgo a los propios peligros que ya encierra un recinto de estas características".

Romero Huelín recuerda igualmente que el control de acceso de las personas a las instalaciones portuarias, así como a sus inmuebles, obras y zonas de acceso restringido o acotadas de la zona, se encuentra igualmente entre las funciones que en general engloba el listado de trabajos de los policías portuarios, conocidos hasta hace cinco o seis años como celadores y guardamuelles.

Pero no controlan sólo el acceso de las personas sino que los vehículos, a veces, se convierten en objetivo primordial de su vigilancia. Y no se refieren sólo a los pesados ya que día a día tratan de acceder al muelle de Cádiz cientos de vehículos, entre los que la gran mayoría no logra tener motivo ni creíble ni suficiente como para andar transitando por el adoquinado portuario. De hecho, en ese aspecto, de reja para adentro, los policías portuarios son el brazo ejecutor de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz para multar a cualquier transporte que se encuentre obstaculizando u ocupando una zona considerada como prohibida. Y al parecer se trata de multas muy a tener en cuenta por su coste económico aunque van casi siempre en consonancia con el peligro que puede suponer la incorrecta ubicación de un vehículo o su circulación por un lugar inadecuado sin olvidar el alto coste económico que le pueda suponer a una empresa que un coche obstaculice el desarrollo de sus tareas de carga y descarga o de lo que sea.

Pero en el interior del muelle nadie se salva de este gran hermano ya que hasta las empresas ubicadas en el muelle a modo de concesión administrativa son controladas por los policías portuarios. De manera que siempre se cumplan las cláusulas y condiciones impuestas por la propia concesión o autorización.

No con armas aunque sí con porras y grilletes, la Policía Portuaria no contempla la persecución de los delitos aunque sí el auxilio a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para la prevención de los mismos, según los responsables del grupo. Tanto es así, que si se diera la circunstancia de que se toparan con alguna persona que estuviera cometiendo algún delito, tienen la obligación de inmovilizarlo y entregarlo al primer guardia civil que se encuentren.

Pero cuando ellos o algunos de sus seis vehículos patrullas cruzan la reja del muelle se convierten en ciudadanos de a pie sin autoridad alguna aunque las 24 horas del día nada de lo que ocurre en los muelles pasa por alto del control de los miembros de la Policía Portuaria.

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