Cádiz

Un sueño entre lo humano y lo divino

  • La Asociación Amigos del Monasterio de Santa María celebra su primer año de vida con una conferencia en La Merced donde recuerda la historia de un inmueble que data de inicios del XVI y los proyectos futuros

Algunas locuras tienen razones más poderosas que otras. Unas se originan de la nada, sin tener un motivo claro, otras sin embargo se cimentan en un sueño, en un anhelo, en algo que se piensa que tiene que ser porque es justo que sea. Un grupo de 13 locos se ha empeñado en contagiar su pasión por recuperar el Monasterio de Santa María, del que se autodenominan Amigos. Por ello crearon esta asociación cuyo primer cumpleaños se celebró ayer en la iglesia de La Merced con una conferencia a cargo del historiador Antonio Ramos y de los arquitectos Alfonso Montes y Fernando Ríos, que forman parte de la asociación y que de manera apasionada desgranaron, primero, parte de la historia del monasterio y posteriormente indicaron las actuaciones que se están llevando a cabo para conseguir que las monjas vuelvan a su casa.

Antonio Ramos recordó que en su origen el monasterio de Santa María del Arrabal se situó a las afueras del Cádiz del siglo XVI. Mostró grabados que se conservan en el archivo de Simancas y que datan de 1513 en los que ya se ve a la ermita junto al Castillo de la Villa y a la antigua muralla medieval.

Entre las actuaciones que han llevado a cabo los Amigos del Monasterio de Santa María se encuentra la limpieza del denominado Patio del Olivo, una de las construcciones primitivas del recinto, que sufrió graves daños durante el asalto anglo-holandés de 1596. "La capilla quedó destruida y se tardó más de una década en reconstruirla", dijo Ramos, que apuntó que "se hizo con nueva orientación".

En 1616 se produjo la ampliación de Vandervira, que afectó al prebisterio, el altar mayor; en 1631 se construyeron el claustro, las cocinas, refectorio y vivienda del capellán; en 1664-65, un campanario más pequeño que el actual y un mirador desde el que las monjas asistían a la vida cotidiana de la ciudad e incluso a corridas de toros que se celebraron posteriormente, cuando se construyeron en las cercanías del barrio algunas plazas. La primera de ellas aparece en un grabado de 1779.

Ramos destacó que el monasterio es el de mayor antigüedad de la banda Atlántica y que "las monjas merecen volver a su casa y Cádiz recuperar su monasterio".

En cuanto a los arquitectos, en su intervención explicaron el mal estado en que se encuentra la edificación y detallaron algunas de las fases de que consta el Plan Director. La primera de ellas es la consolidación estructural para que se mantengan las cubiertas; en la segunda se pretende reformar el monasterio de realojo, para que las monjas puedan volver a su casa mientras que se arregla el resto del inmueble. En la tercera fase se quiere afrontar la rehabilitación del monasterio al completo. En la cuarta fase se plantea ceder al barrio un equipamiento socio-cultural y en la quinta y última acometer las mejoras en los llamados espacios de reserva. Lo que se ha hecho hasta ahora se ha centrado en el arreglo del campanario, en una consolidación de emergencia de los forjados y de la reparación de las cubiertas. Aún queda mucho por hacer, pero con la ayuda de todos Cádiz recuperará esta joya de su historia.

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