Promoción del toreo

Plaza de la Maestranza: para todos los públicos

Jornada de puertas abiertas de La Maestranza / José Ángel García

El ruedo entendido como plaza urbana: la idea nos lleva a la génesis del toreo, cuando las plazas públicas –como aún ocurre en algunas localidades de esa España cada vez más vaciada- servían de improvisados recintos para la lidia. Ese protagonismo del espectador, del paisano que pisaba el ruedo antes de la salida del toro se sumaba al de Juan Ortega –estrella indiscutible de la tarde- creando una unidad perdida en la moderna protocolización del espectáculo, en su progresiva pérdida de naturalidad y espontaneidad.

De alguna manera ésa es la filosofía que alienta esta actividad que alcanza, plena de salud, su novena edición. Y lo ha hecho creciendo en el número de participantes, más de 5.000 aficionados, visitantes y curiosos que llenaron por completo el ruedo en las dos horas largas que duró la actividad de este esplendoroso viernes de primavera que ya habríamos soñado en la cercana, fría y lluviosa Semana Santa. El público abarrotaba los aledaños de la plaza de toros y las seis en punto accedió en masa por la Puerta del Príncipe al inmenso ruedo del Baratillo, donde les esperaba el tacto inquietante de los capotes, las espadas y las muletas además de los carretones, las banderillas y la severidad de los caballos de picar.

Pero la atención estaba en Juan Ortega. El torero compartió con todos los presentes las sensaciones que experimenta cuando torea en esta plaza en una breve charla con el periodista José Enrique Moreno, director de la agencia Toromedia que explicó que esta iniciativa pretende “crear afición y permitir a personas de todas las edades tener un contacto directo y práctico con la plaza y los principios básicos de la Tauromaquia”. Ortega no tuvo empacho en hartarse de firmar autógrafos, charlar y fotografiarse con todos los aficionados que lo solicitaron.

El diestro sevillano –que está anunciado dos tardes en la plaza de la Maestranza esta primavera- valoró muy positivamente esta iniciativa de la Empresa Pagés y aseguró haber disfrutado sobre todo “de la ilusión y la sonrisa con la que se acercaban los niños para que les firmara las fotos”. “Me ha traído recuerdos de cuando mi padre me traía a esta plaza siendo un niño y venía con esa misma ilusión”, explicó Ortega que se dio un verdadero baño de multitudes, el primero después de la indeseada fama que llevó aparejada esas cuitas personales que ya son agua pasada.

Pero… más allá de pisar el ruedo maestrante se podía participar activamente, convertirse en protagonista al torear de salón asesorados por los monitores del equipo comandado Eduardo Dávila Miura, colaborador de la agencia Toromedia que organiza esta actividad. Fue un taller de toreo en toda regla, con distintas áreas dedicadas a los tercios y suertes del toreo. Alumnos ocasionales torearon con el capote, clavaron pares de banderillas, torearon con la muleta y hasta pudieron subir en un caballo de picar de la cuadra de Peña, los mismos que se utilizan en las corridas del coso maestrante. Incluso se habilitó un apartado dedicado a los más pequeños -grandes protagonistas de la jornada por su nutrida presencia acompañados de sus padres, abuelos y demás familiares- con capotes y muletas de reducido tamaño. La Maestranza fue, por tanto, epicentro del toreo en dos horas largas en las que los aficionados pudieron aprender un poco más de todos los tercios de la lidia y disfrutar de este lugar único.

Este es el noveno año de esta actividad sin precedentes en ninguna otra plaza que tuvo como prólogo, este mismo, jueves un Taller de Tauromaquia para escolares que reunió a más de 1.000 alumnos de distintos centros sevillanos. Se trata de crear afición, de acercar el toreo a la calle en la antesala de la corrida dominical de oportunidades y el ciclo continuado de festejos que comienza este martes. Vuelve la fiesta…

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