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Efecto bumerán

  • El conjunto amarillo tomó impulso en la primera vuelta frente a los mismos rivales con los que ahora se atasca en el tramo decisivo

Foto: Jesús Marín

Foto: Jesús Marín

El Cádiz afronta con optimismo las dos últimas jornadas del campeonato de Liga porque cuenta con un as en la manga que ya quisieran otros: tiene la ventaja de que depende de sí mismo para conseguir el objetivo por el que pelea sin descanso desde el pasado mes de marzo, cuando certificó de forma prematura la permanencia en la categoría de plata.

Si suma cuatro puntos de los seis que debe disputar en los dos partidos pendientes contra el Elche y el Real Valladolid meterá la cabeza en la fase de ascenso con total seguridad. Si obtiene menos, se vería abocado a esperar a lo que hacieran sus rivales directos -sobre todo el Huesca y el propio conjunto pucelano-. La incógnita que emerge en pleno sprint hasta la línea de meta es si el equipo amarillo dispone de gasolina suficiente para hacerse con esos cuatro puntos que necesita. Para introducrlos en su mochila debe ganar un partido y empatar otro. A priori parecería más factible vencer en casa al Elche el próximo domingo e igualar en territorio castellano leonés que al contrario.

Una victoria el próximo fin de semana colocaría a los gaditanos a las puertas de las eliminatorias, aunque no será nada sencillo conjugar el verbo vencer. La misión ante la escuadra ilicitana aparece más complicada que la amplia distancia entre uno y otro que refleja la clasificación. El Cádiz, quinto con 61 puntos, sueña despierto con la posibilidad de dar el salto Primera a través del play-off. El Elche, penúltimo con 43 -a tres de la salvación-, sufre una auténtica pesadilla que está a un paso de conducirle al abismo de la Segunda B. Llegará a la desesperada.

Pese a la clara diferencia entre los dos y la condición de anfitrión del Cádiz, esta vez no hay favoritos en un duelo de pronóstico incierto por todo lo que hay en juego. Los locales andan reñidos con la victoria, un bien preciaado ahora más que nunca en el tramo decisivo de la Liga.

El problema de los amarillos es la prolongada ralentización de la cosecha de resultados. No pierden pero tampoco ganan. Sólo una victoria en las últimas diez jornadas y cuatro empates consecutivos en las más recientes englobados en una racha de nueve encuentros seguidos sin conocer la derrota, aunque ocho de ellos resueltos con igualada. Avanzar punto a punto puede llegar a poner en peligro el pasaporte a la fase de ascenso.

Los de Álvaro Cervera han ido resistiendo en la zona noble pese a su lenta producción pero llega el momento de retornar a la victoria, que no consigue en casa desde hace dos meses y medio, cuando se impuso por la mínima al Rayo Vallecano. Desde entonces acumula en el Carranza un varapalo (0-1 ante el Tenerife) y un póquer de tablas (frente a Lugo, Levante, Nástic de Tarragona y Córdoba). El atasco es evidente en un equipo que nota el peso de una larga temporada en el amanecer de junio. Basta una simple comparación con la primera vuelta para comprobar el bajón de los amarillos en las últimas semanas. El Cádiz pasa de la mejor racha de la temporada, cuando enlazó cuatro triunfos en la recta final de la primera vuelta, a perder fuelle contra los mismos adversarios que le sirvieron de impulso para lograr la estabilidad en la parte alta. Allá por el mes de diciembre de 2016, el Cádiz expuso su candidatura al ascenso al pasar por encima del Zaragoza (3-0), el Córdoba (1-3) y el Sevilla Atlético (4-1) en una etapa de pleno estado de forma, cuando todo salía de cara. Si entonces sumó nueve puntos, ahora sólo se ha embolsado tres frente a esos mismos rivales a la espera de la cita con el Elche, al que noqueó en el Martínez Valero -ya enero de este año- en el que fue el cuarto triunfo concatenado de la dinámica más positiva del curso.

Esos contendientes en aquella buena racha se pueden convertir ahora en los verdugos si al final Cádiz no consiguiese entrar en el play-off. Cada equipo rinde de una manera distinta y las sensaciones que ahora ofrece el Cádiz nada tienen que ver con las de hace cinco meses. Y es que la segunda vuelta se está haciendo eterna para los amarillos, que sólo han abrazado seis victorias en 19 jornadas. Ya es imposible alcanzar las nueve de la primera vuelta, pero también es cierto que en el número de derrotas en la segunda vuelta será menor que los contabilizados en la primera. Ahora lleva sólo tres frente a las seis que sufrió en el periodo inicial del campeonato.

El conjunto gaditano ha capturado 28 puntos en la segunda vuelta, dos menos de los que los 30 que llevaba a la misma altura de la primera, que acabó con 33. En la segunda todavía está a tiempo de llegar a los 34 y superar los números de la primera, aunque para ello debería ganar los encuentros que quedan, una tarea difícil pero no imposible. Con cuatro bastan para cumplir un logro exitoso, aunque hasta podría bastarle con uno. Si empata ante el Elche y el Huesca pierde en casa, estaría hecho. Es poco probable pero no deja de ser una opción más.

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