Osasuna-Betis | La crónica
  • Los verdiblancos apuestan por la vía práctica tras la temprana expulsión de Moncayola en el minuto 24 y dejan resuelto el partido antes del intermedio

  • Ayoze y Fornals decidieron con sus goles en la primera mitad y convirtieron la segunda en un mero trámite con el triunfo asegurado

  • Así le hemos contado el Osasuna-Betis

El Betis aprovecha el aire a favor como los buenos equipos (0-2)

Miranda recibe la patada de Moncayola en su cabeza en la expulsión del centrocampista local. Miranda recibe la patada de Moncayola en su cabeza en la expulsión del centrocampista local.

Miranda recibe la patada de Moncayola en su cabeza en la expulsión del centrocampista local. / Jesús Diges | Efe

Victoria inapelable del Real Betis Balompié en su carrera por volver a meterse en competiciones europeas la temporada que viene. Los hombres de Manuel Pellegrini supieron manejar todas las circunstancias que se dieron a su favor desde la fortuita expulsión de Moncayola por darle una patada en la cabeza a Miranda en un intento de remate a gol. El centrocampista del Osasuna vio la tarjeta roja tras el consejo del VAR a García Verdura y desde ese momento (24') el dominio de los verdiblancos ya fue absoluto. Incluso tuvo la opción de tomarse la segunda mitad a título de inventario para hacer valer el cero a dos del intermedio para adicionar otros tres puntos que no admitieron ni el más mínimo pero, ni siquiera en los testarazos a los postes de Catena y Íker Muñoz, que tuvieron también su contrarréplica al final con el disparo al larguero de Abde.

La jugada decisiva fue accidental, involuntaria, pero el golpetazo en la cabeza de Miranda, con sangre en la cabeza incluida, era innegable. A partir de ahí todo queda en el criterio de los jueces y los dos encargados de este Osasuna-Betis consideraron que el castigo a imponer era una cartulina roja para el centrocampista de la escuadra navarra. Nadie, absolutamente nadie, podrá alegar que no hubo acción punitiva, pues es evidente el golpe con el pie en la cabeza del lateral izquierdo bético, aunque los locales estiman que se produjo en una acción de remate en la que ni siquiera ve al jugador que acude a proteger a su portería. Como todo en el fútbol, quienes la padecen piden la roja, con toda la razón, y quienes la protagonizan apuntan que era una acción más del juego, probablemente con idénticos argumentos a su favor.

El caso es que García Verdura, tras verla en el monitor, consideró que aquello debía sacar del partido a Moncayola y éste, incluso, se fue a la carrera, conocedor de su acción. El Betis se quedaba con un futbolista más en El Sadar muy prontito, antes de la media hora, y desde ese momento tanto Pellegrini como todos los suyos fueron conscientes de que ya era cuestión de tener paciencia, de que la fruta caería por madura en cualquier acción del juego.

Lo hizo en la segunda opción de remate que se le presentó a Ayoze. En la primera, minuto 10, Sergio Herrera le hizo una excelente parada en un disparo del canario tras perfilarse antes de tener la opción clara para el remate; en la segunda, tras un centro de Sabaly que se envenenó tras tocar en la espalda de un rival, el delantero bético empalmó el balón con confianza dentro del área. Parecía que lo tenía todo a su favor para marcar, pero también Sergio Herrera contaba con opciones para repelerlo con facilidad. No lo hizo, la pelota se escurrió por debajo de su cuerpo y el Betis cantaba el 0-1 a los 41 minutos de juego.

Fornals agradece a Willian José el pase que supuso el cero a dos. Fornals agradece a Willian José el pase que supuso el cero a dos.

Fornals agradece a Willian José el pase que supuso el cero a dos. / Jesús Diges | Efe

Los locales comenzaron a protestar de manera desaforada que Catena estaba fuera del campo tras un golpe en la cabeza con Chadi Riad en una acción previa, pero fue una más de las circunstancias del juego que se dieron a favor de los verdiblancos y que son simplemente eso, acciones puntuales que se dan para un lado o para otro, pero a las que no se les puede poner ni un solo pero en el resultado final.

El caso es que el Betis olió la sangre en ese tramo final del primer periodo y quiso dejarlo todo resuelto por la vía de urgencia. Dicho y hecho. Con gorro de waterpolo puesto, Miranda, el más protestado por la afición local por el hecho de haber sufrido una patada en la cabeza, tocó un balón en profundidad hacia la entrada de Willian José, el brasileño controló y aprovechó que se escurrió Herrando en la carrera. Después tuvo la tranquilidad, y también la calidad, para esperar la llegada de Pablo Fornals por la derecha en solitario. Éste hizo el cero a dos justo antes del descanso (48') y ya nadie tuvo ni la menor de las dudas de que el triunfo sería verdiblanco en esta carrera por repetir, un año más, en las competiciones europeas.

El manejo de un partido de fútbol

Los verdiblancos, que habían partido en el juego con los once hombres que ya suelen ser los habituales de partido a partido, salvo la ausencia del sancionado Isco, que era sustituido por Fekir, supieron manejarse como suelen hacerlo los equipos de Pellegrini, con mucha solvencia. Nada de correr riesgos inútiles a partir de ese momento, nada de meterse en el fango de entradas a destiempo, tal y como pretendía Osasuna para igualar el número de protagonistas sobre el césped, lo mejor era dejar correr el tiempo para que la fruta acabara cayendo por madura.

Es más, en el momento en el que se producía el más mínimo peligro de una expulsión ahí estaba la sapiencia de Pellegrini para evitar el riesgo. Miranda la vio en el primer periodo y en el arranque del segundo ya no estaba en el equipo para que su costado fuera defendido por Abner Vinícius. Es la lógica que impone el manejo de un partido y Pellegrini es un maestro en eso también.

El Betis consideraba que el trabajo estaba más que finiquitado con el cero a dos del intermedio y también con un futbolista más sobre el campo. No había opción para nada más y el técnico chileno fue intercambiando las piezas cuando existía el menor riesgo. Por ello, también entró Sokratis por el siempre intocable Pezzella, para los béticos la posibilidad de una hecatombe no existía.

Ni siquiera en los remates de Catena (56') y Íker Muñoz (77') a la madera de la portería defendida por Rui Silva se puso en peligro nada. Simplemente, no entraron, como tampoco lo hizo el disparo final de Abde para cerrar también al larguero (93').

La segunda mitad había sobrado, pero el Betis se iba a Pamplona con otros tres puntos, 52 en total en su casillero y un 10 de 12 en las cuatro últimas jornadas para otear el final de la Liga con la ilusión puesta en esa sexta plaza. ¿Por qué no? El tiempo se encargará de decir si es posible o no ese reto, pero de momento la cosa pinta bien para una escuadra de Pellegrini que sabe adaptarse a las circunstancias. Esta vez tocaba la vía práctica y el resultado fue un cero a dos. Todo perfecto.

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