Movilidad sostenible

Al rescate de bicis clásicas de Holanda condenadas al desguace

  • El proyecto ‘quierounabici’ ha salvado 300 ciclos condenados por el auge de las bicis eléctricas para entregarlos a enamorados de estos vehículos

David Sáiz, uno de los promotores del proyecto Quierounabici, con uno de los lotes de bicis que compraron.

David Sáiz, uno de los promotores del proyecto Quierounabici, con uno de los lotes de bicis que compraron. / quierounabici

Dos apasionados del ciclismo urbano, David Sáiz Camarero (profesor de filosofía de Madrid, ) y Ana Castán (emprendedora de una empresa de rutas en bici por los Países Bajos), se han unido para recuperar las clásicas bicicletas de Holanda que se abandonan cada año por el crecimiento de la demanda de bicis eléctricas y acaban desguazadas en los talleres.

Ambos pusieron en marcha el proyecto Quierounabici.eu, que ha logrado rescatar y reparar 300 bicicletas desde la pandemia de 2020 para entregarlas a amantes de este medio de transporte sostenible por varias ciudades de España: Burgos, Valladolid, Palencia, Madrid, entre otras. "Son joyas muy difíciles de conseguir, algunas con más de un siglo de existencia, y muy cómodas. Son bicis ideales para el ciclismo urbano, muy robustas, que han durado 50 años y pueden durar otros 50. Las entregamos listas para usar y son para todas las edades", cuenta David.

"A mí la bici me cambió la vida y me gusta poder plantar la semillita de ver la bici como transporte y no como deporte", añade Ana, que también es mentora voluntaria del curso online de Urban Cycling Institute para crear una red de contactos entre todos sus estudiantes y que el movimiento de la movilidad sostenible, con 70 años de existencia en Holanda, se extienda.

El diseño de las bicis holandesas es interesante porque el ciclista va más erguido, lo que le ofrece un mejor campo de visión y ser visto más claramente por otros vehículos. Otra característica de estas bicis es su freno contrapedal, también conocido como freno de pie, que actúa sobre la rueda trasera pedaleando hacia atrás, en lugar de utilizar el freno en el manillar que detiene la rueda delantera. Este freno se podía ver en España en las bicis que usaban nuestros padres de niños y nuestros abuelos y aún sigue siendo muy popular en Holanda y en Alemania. Entre sus ventajas destaca que el frenado es más suave, permite dejar la mano libre para señalizar las maniobras, y requiere menos mantenimiento al estar integrado en el buje (el elemento central de la rueda que cobija el eje de bici y conforma el eje de giro de la rueda).

El procedimiento que emplean para hacerse con uno de estos ciclos consiste en comprar lotes de 100 bicis a los talleres que las reciben periódicamente para desguace por parte de los ayuntamientos holandeses que las recogen. David y Ana las llevan a reparar y a arreglar las piezas que estén en mal estado.

Ana Castán, otra de las promotoras del proyecto quierounabici. Ana Castán, otra de las promotoras del proyecto quierounabici.

Ana Castán, otra de las promotoras del proyecto quierounabici. / A.C.

Para transportarlas desde Holanda a España necesitan un mínimo de un centenar de ellas como requisito para contratar el servicio de una camioneta que haga el trayecto. En septiembre de 2020 repartieron un cargamento con 140, el pasado julio de 180 y en septiembre moverán otras 200. En las navidades de 2022 esperan realizar otro pedido.  

Por un coste que ronda unos 165 euros más los gastos de traslado al domicilio (entre 15 y 35 euros más) se puede adquirir una de estas bicis clásicas holandesas. El precio es mejor que los 200 euros que cuesta comprar una directamente en Holanda más los gastos de traslado, cuenta David. Los interesados solo tienen que reservar una bici por 30 euros a través de la web (Quierounabici.eu) y el resto del dinero (135 euros más el coste del traslado) se paga cuando se recibe la bici.

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