TV-Comunicación

Morfeo se cuela en la selva

  • La interminable ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro tuvo como hilo conductor el medio ambiente

Hay que agradecer a Río de Janeiro que por lo menos lo intentó. Pretendió aprovechar las tres horas de autopromoción internacional que el COI regala al país anfitrión de los Juegos Olímpicos para dar un chute de buen rollo y alegría a través del color, de la samba, de la bossa nova y del Carnaval. Pero no consiguió que la ceremonia de inauguración fuese tan espectacular como para que los que estaban al otro lado del charco aguantaran las ganas de dormir. Morfeo hizo presencia demasiado pronto en la selva que se recreó en el estadio de Maracaná. El protagonista de la noche, además del sueño, fue el medio ambiente. Brasil quiso crear conciencia sobre la importancia de cuidar la naturaleza durante toda la ceremonia. Para ello el cineasta Fernando Meirelles creó un espectáculo audiovisual con el que convirtió el emblemático estadio en una selva que sirvió como escenario para contar la historia del país, llegando hasta la situación que está creando hoy el cambio climático. En el sambódromo que se instaló en Maracaná hubo insectos, esclavos, miembros de antiguas tribus… Pero de los problemas que actualmente vive el país, ni rastro. No era momento para penas pero un poco de realismo no hubiera estado mal. Uno de los momentos más destacados de la noche fue el desfile de Gisele Bündchen, que eclipsó todo el trabajo audiovisual que conllevaba el espectáculo al ritmo de la Garota de Ipanema. Que uno de los momentazos sea la presencia de la modelo dice mucho de dónde quedó el deporte. En un segundo plano.

Esto se tradujo en España en cuatro millones de espectadores menos que en la ceremonia de apertura de Londres 2012. Son muchos y la diferencia no solo es achacable a la diferencia horaria. También es culpa de momentos interminables, de discursos aburridos y de no conseguir un espectáculo suficiente como para olvidar otras ceremonias. La nostalgia por Barcelona 92 estuvo muy presente en las redes sociales. En el estadio de Maracaná hubo instantes que recordaron a una de las mejores aperturas de unas Olimpiadas. Pero ni el sambista Paulinho da Viola creó tanta emoción como Los Manolos con Amigos para siempre, ni el espectáculo audiovisual sorprendió tanto como la actuación de La Fura dels baus, ni el encendido del pebetero por parte de Vanderlei de Lima cuando muchos esperaban a Pelé fue tan espectacular como el del arquero Antonio Rebollo hace veinticuatro años.

De ahí que el sueño hiciera acto de presencia en demasiadas ocasiones. El desfile de los países participantes en la competición fue demasiado largo. No aprenden. En lugar de que solo desfile una pequeña representación de cada país piensan que cuantos más mejor. Dos de las cuatro horas que duró la ceremonia las ocupó el desfile. Rellenar nunca fue tan fácil. Fue más divertido el paseíllo de las nadadoras españolas desde la villa olímpica, donde tuvieron que quedarse debido al madrugón del día siguiente. Subieron un video a las redes sociales haciendo su particular desfile, mucho más divertido que el que estaba sucediendo en Maracaná. Además esta vez el uniforme español no causó la expectación que tuvo hace cuatro años. Lo único destacable era el sombrero que lucieron los deportistas, aunque la mayoría lo llevaba más en la mano que en la cabeza. Menos mal que ahí estaba Nadal para salvar la situación con su sonrisa.

Durante la narración en RTVE Paloma del Río intentó dar más emoción que la que tenía la inauguración. Y lo consiguió. Pero no precisamente por lo que sucedía en el estadio. Entre otras perlas definió alguna vestimenta como "chula". La encargada de retransmitir la ceremonia junto a Amat Carceller brilló por su verborrea. Sus palabrejas restaron protagonismo a la gala convirtiéndose en uno de los temas más comentados en las redes sociales. No debe ser fácil retransmitir un evento deportivo como este pero en ocasiones es mejor el silencio. "Desprivilegiado" o "ajedrezada" fueron algunas de las espantosas creaciones léxicas de la periodista. Tanto ella como su compañero rompieron la magia de algunos instantes de la ceremonia leyendo el guión antes de que ocurrieran las cosas y hubo varios momentos en los que sus voces tapaban innecesariamente la música y las letras de las canciones. Al menos del Río y Carceller, sin pretenderlo, hicieron más amena una ceremonia soporífera. Desde luego la relaxing cup of café con leche de Ana Botella fue muy necesaria para intentar no quedarse dormido durante la retransmisión.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios