Pasarela

El sujetador se hace centenario

  • En 1914 Mery Phelps obtuvo la patente de la prenda lencera como la conocemos hoy. En los 50, con mujeres como Marilyn Monroe, comenzó el concepto de sujetador como prenda estética.

Dos pañuelos de seda, corchetes y un poco de cinta rosa. Con eso y un poco de imaginación fue lo que en 1914 Mary Phelps se colocó para cubrir sus pechos bajo un bonito vestido de noche. Nació así el primer sujetador moderno de la historia. Hasta entonces lo que utilizaban las mujeres eran unos corsés de lo más incómodos fabricados con cartílagos y alambres de acero. Cuando el círculo más cercano de Mary se enteró del invento le pidieron permiso para hacerlo también ellos. Tanto corrió la voz que un desconocido se puso en contacto con ella para ofrecerle dinero para poder fabricarlos. Entonces ella se dio cuenta de que tenía un gran negocio entre manos. En noviembre de ese mismo año, con Europa en plena guerra, se le concedió la patente que había solicitado y abrió una tienda de lujo para comercializarlos. Más tarde vendió la patente del sostén a los hermanos Warner Corset Company por 1.500 dólares, y quienes recaudarían 15 millones de dólares en 30 años.

Desde entonces la prenda femenina por excelencia ha sabido reinventarse y sigue siendo un must en el armario de todas las mujeres. Comenzó como una prenda funcional, que pasó de cubrir los pechos a sostenerlos. Con el paso del tiempo se ha convertido también en una prenda estética. En los años 20, poco después de su creación, se temió por su desaparición, ya que la moda era el pecho plano y el sostén que existía lo que hacía era realzarlo. Pero se mantuvo por su funcionalidad. A finales de los 20 llegaron los sujetadores hechos de tela elástica, mucho más cómodos. En los 30 aparecerían los sostenes sin tirantes y las copas de tamaño estándar.

En los 40 la prenda vivió uno de sus momentos de más éxito. Ida Rosenthal, una de las modistas más prestigiosas de la época, promovió la idea de realzar el busto, apostando por sostenes. Ida creó la industria Maidenform, que llegó a ser valorada en 40 millones de dólares, e introdujo la importante novedad de poner tallas a los sujetadores y tener en cuenta las edades de las mujeres para adaptar la prenda al modo de vida. Hasta ese instante el tamaño era el mismo para todas las mujeres y cada una lo apretaba más o menos en función de su cuerpo. En la misma época Christian Dior diseñó ropa interior que estilizaba la figura femenina, incluyendo algunos sujetadores entre sus creaciones. En los años 50 comenzó el concepto de sujetador como prenda estética. Además de sujetar se enseñaban como una prenda más del modelito elegido. Iconos como Marilyn Monroe o Jayne Mansfield fueron de las primeras estrellas en atreverse a lucirlos en público.

En los años 60 la prenda vivió uno de sus momentos más agrios. Grupos feministas lo quemaban como símbolo de liberación femenina. Rosenthal en lugar de asustarse se mostró de lo más tranquila ante el reivindicativo gesto. "Cumplidos los 35 años, la mujer no tiene una figura que pueda prescindir del sujetador. El tiempo está a mi favor", dijo la modista muy segura. Y así fue. Lejos de desaparecer, en los años 80 el sostén resurgió con más fuerza que nunca. Aparecieron los sostenes de encajes, blondas y colores llamativos, siempre respetando la elegancia del binimoio blanco y negro, se puso de moda el Wonderbra y las mujeres comenzaron a preocuparse más que nunca por el aspecto interior. La evolución de la prenda hasta nuestros días ha sido brutal. En la actualidad existen infinidad de combinaciones, estética para todos los gustos, sujetadores hechos para mujeres que sufren cáncer de mama, para hacer deporte, para dormir o para reducir problemas de espalda. En cuanto a la forma de llevarlo algunas como Madonna o Lady Gaga han optado por enseñarlo libremente en alguna ocasión y otros iconos de moda como Blanca Suárez, Sarah Jessica Parker o Kim Kardashian han preferido dejarlo entrever de forma sensual entre la ropa. No se puede terminar el repaso por la historia del sujetador sin hacer mención a los Ángeles de Victoria's Secret, que se han convertido en embajadores de la prenda. En diciembre del año pasado, en el desfile de la marca, la modelo Candice Swanepoel lució el sujetador más caro del mundo. El encargado de hacer esta pieza fue el joyero Mouawad. Está elaborado con más de 4.200 piedras preciosas entre las que se encuentran rubíes, diamantes y zafiros amarillos. Todo ello sujetado gracias al anclaje en piezas de oro de 18 quilates.

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