La segunda vuelta irrumpe plagada de duras batallas cada fin de semana. El Cádiz compite con la tranquilidad que da tener la tarea de la permanencia casi finiquitada, aunque el objetivo va más allá de la salvación una vez que ocupa el segundo puesto pese al prudente discurso oficial que emana del club. El conjunto de Álvaro Cervera camina con una mochila cargada de humildad, ambición y toneladas de autoestima, que alcanza su pico más elevado. Los jugadores son conscientes de que pueden batir a cualquier adversario pero siempre con las premisas del máximo esfuerzo y una férrea disciplina sobre el tapete. El más mínimo síntoma de flaqueza puede se puede traducir en la derrota ante cualquier contendiente.

El equipo amarillo encara la vuelta definitiva del campeonato con 21 partidos por delante, diez de ellos en casa y once como visitante. Todas las citas se presentan preñadas de dificultad. Tan difícil puede ser el Huesca, brillante líder, como el Sevilla Atlético, colista que busca puntos a la desesperada, al igual que el Córdoba, próximo rival en el estadio Carranza -domingo a las cuatro de la tarde-.

Contra los rivales directos que están metidos en la batalla por la zona noble le aguardan tres duelos en casa y cuatro a domicilio. El trecho inicial de la segunda vuelta se vislumbra especialmente duro, con tres compromisos casi seguidos contra contrincantes que luchan en las alturas por ser los mejores. El Cádiz recibirá al Real Oviedo -tercero con 36 puntos- el fin de semana del 11-12 de febrero -el primer fin de semana de Carnaval- en el quinto capítulo de la segunda vuelta, el 26º de la Liga, y el segundo fin de semana de Carnaval visitará al Numancia, cuarto también con 36.

Con los 39 puntos que atrapó en la primera vuelta, el Cádiz ofrece una proyección de 78 al final del torneo si es capaz de repetir el excelente recorrido en la segunda. Esos puntos, en caso de conseguirlos, le asegurarían un lugar en el play-off como mal menor y le otorgarían bastantes posibilidades de lograr el ascenso directo a Primera División. Esos 78 puntos le hubieran servido para acceder a la élite en seis de los 14 ascensos por la vía rápida -como primer o segundo en la tabla- contabilizados desde la entrada en vigor del actual modelo en la categoría de plata.

Para agarrar una plaza entre la tercera y la sexta en principio no le haría falta llegar a los 78. Como mucho le bastaría con 71 -los que sumó el Córdoba en la campaña 2011/12, el sexto clasificado con la puntuación más alta-, con lo que le valdría con sumar 32 en la segunda vuelta. Podría meterse incluso con menos puntos -el Huesca entró con 63 el año pasado y el Zaragoza y el Córdoba participaron en su día en el play-off con 61-.