El campeonato de Liga enfila las dos últimas jornadas con todo aún por decidir en la zona de fase de ascenso. El Cádiz, empeñado en prolongar su enconada enemistad con la victoria, afronta las dos citas definitivas ubicado en el quinto puesto y lo mejor es que depende de sí mismo para meterse en el play-off, aunque se ha complicado la vida más de la cuenta porque con un poco más de tino ya hubiera sacado el billete. No termina de ofrecer buenas sensaciones, pero ahí está en la pomada. Se resiste a ser desalojado de la parte de arriba, en la que lleva nada menos que 24 jornadas, más de media temporada.

Las cuentas son claras. El Cádiz necesita cuatro puntos de los que seis que restan para asegurar el pase sin tener que mirar de reojo a los demás. Si fallan otros, quizás necesite menos.

El Cádiz acredita de 61 puntos, tres menos que el Getafe -tercero con 64-, dos por debajo del Tenerife -cuarto con 63-, uno más que el Real Valladolid -sexto con 60-, dos por encima del Huesca -séptimo con 59- y seis de renta respecto al Real Oviedo -octavo con 55-. El cuadro asturiano queda descolgado ya de la pelea con los gaditanos.

Quedan seis puntos y el próximo fin de semana el Cádiz tiene la posibilidad de sellar su pase de manera matemática siempre que sume los tres contra el Elche y el cuadro oscense no venza al Numancia en El Alcoraz o el Valladolid pierda en casa frente al Nástic de Tarragona. En el caso de que aragoneses y canarios ganen, los amarillos estarían obligados a puntuar en el último episodio para no tener que depender de lo que haga el Huesca en su visita al campo del Levante. El Cádiz clausurará el torneo con un choque, a priori dramático, contra la escuadra pucelana en el estadio José Zorrilla en el que puede haber en juego una o incluso dos plazas de los escalones de privilegio.

El margen de error se reduce a la mínima expresión en el sprint final. El Cádiz no tiene otra opción que regresar de inmediato a la senda de la victoria en el partido contra el Elche para evitar ponerse en manos de los demás. De la misma manera que el domingo podría certificar de modo matemático el pasaporte para las eliminatorias, podría salir de la zona noble si pierde y sus perseguidores no logran triunfos.

El equipo entrenado por Álvaro Cervera se juega la vida contra un adversario que aterrizará en una situación apurada y como visitante frente a un rival directo. El Cádiz no quiere tener que jugársela en la última jornada, pero todo apunta a que será así si se cumple la lógica. Lo tiene complicado para viajar a Valladolid con la tarea ya resuelta, aunque sí es importante llegar por delante del rival en la tabla. Los gaditanos se han dejado demasiados puntos en el camino y se ven abocados a un desenlace no apto para cardíacos.

El portero Alberto Cifuentes lo decía el pasado sábado después del empate a tres ante el filial sevillista en el duelo desarrollado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán: "Estamos mejor situados que otros equipos, tenemos dos puntos más que el Huesca. A partir de ahora se jugará una mini liga de dos jornadas y el Cádiz está ahí, el equipo demuestra que quiere y no se rinde. Lo primero es ganar en casa el próximo domingo. Estamos empatando muchos partidos pero sólo nos falta un paso para la victoria".

El Getafe y el Tenerife son los que mejor lo tienen para hacerse con dos de las cuatro plazas. Si ganan el próximo domingo en casa -ante Almería y Nástic de Tarragona, respectivamente- lo tendrán hecho. Quedarían otros dos puestos por dilucidar y el Cádiz, pese a las dudas que genera, parte con ventaja para terminar quinto o sexto. Si queda quinto, empezaría en el Carranza la primera ronda. Si es sexto, siempre ejercería de anfitrión en la primera y la segunda eliminatoria -si se clasifica-.