Cádiz - levante

La mejor versión sin premio (1-1)

  • El conjunto amarillo cuaja uno de sus partidos más sobresalientes pero sólo suma un punto pese a ser superior a un rival conformista.

El Cádiz mereció mucho más que un empate frente a un Levante en calma que no demostró su condición de casi ascendido en un envite marcado por el fuerte viento, un desagradable obstáculo para la práctica del fútbol. El equipo amarillo, muy superior a su rival, desplegó un gran encuentro, uno de los mejores de la temporada en casa, acumuló méritos de sobra para lograr la recompensa pero al no traducir su supremacía en goles no pudo reconciliarse con la victoria pese a que la buscó con ahínco de principio a fin, consciente de la importancia de los puntos en este tramo del curso. Se adelantaron los visitantes con un gol de penalti marcado por el artillero Roger poco antes de descanso y Salvi, al inicio de la segunda parte, restableció la igualada que a la postre resultó definitiva.

El inquilino del Ramón de Carranza hizo todo lo que debía hacer para ganar. Fue el que puso más empeño, en especial en los segundos 45 minutos en los que metió atrás a un cuadro azulgrana que ya se ve en Primera y pecó de conservador. El Cádiz se las ingenió para fabricar oportunidades pero sólo le faltó acertar en la diana una vez que más que un adversario acomodaticio, que estuvo a verlas venir conforme con la equis.

Es el tercer empate de la temporada entre gaditanos y valencianos, que ya firmaron tablas en la primera vuelta y en la Copa del Rey -pasaron los amarillos por penaltis-. Aunque el Cádiz acumula cinco jornadas consecutivas sin ganar, se mantiene en el mismo lugar en la zona de play-off, con sus opciones intactas por las que debe seguir peleando hasta el final con el cuchillo entre los dientes. Son las cuartas tablas seguidas con idéntica resolución de 1-1, como ante Huesca, Lugo y UCAM Murcia.

El consuelo que queda después de no sumar los tres puntos es que los amarillos recuperaron la mejor versión con un fútbol sobrio y de vocación ofensiva. Si es capaz de mantener esas prestaciones consistentes no debería pasar dificultades para conservar su posición de privilegio, aunque no debe retrasar más tiempo su necesaria cita con la victoria para tomar impulso arriba.

Álvaro Cervera introdujo cuatro novedades en el once, con los esperados regresos de Aridane y Álvaro García, la apuesta por Salvi en la banda derecha y la vuelta de Brian al lateral izquierdo. El técnico se decantó por un doble pivote y colocó a Aketxe en su puesto natural de mediapunta. Los extremos brillaron por su ausencia en Huesca pero ayer la historia cambió de manera radical con el retorno a las señas de identidad del equipo que desde los primeros instantes trató de hacer daño por los costados.

El equilibrio fue la nota dominante en los compases iniciales, con un conjunto local que trató de sacar provecho al viento favorable y que se fue adueñando de la situación. Jon Ander Garrido y José Mari se agigantaron en la medular, el vasco en labores de contención y el roteño en la distribución. Una excelente asistencia suya en profundidad en el minuto 13 dejó solo a Salvi delante de Raúl Fernández, aunque el remate algo forzado del sanluqueño en el mano a mano lo desvió con un pie el cancerbero, que evitó el 1-0.

El Cádiz dibujó un escenario casi desconocido. Acostumbrado a esperar y recurrir a la velocidad con espacios, el anfitrión cogió los mandos del partido y no paró de buscar el área contraria. En el 25, de nuevo apareció el portero visitante para atrapar un zurdazo de Aketxe desde un pico del área.

Los de Cervera llevaron la iniciativa ante un rival ordenado y de apariencia conformista que sólo inquietó en un par de contras pero en el único lanzamiento a puerta en la primera parte se adelantó en el marcador. El 0-1 llegó de penalti en el minuto 39. Qué fácil es pitarlo en contra del Cádiz. El árbitro interpretó que Sankaré cortó el esférico con la mano dentro del área y no dudó en señalar el punto fatídico. Ni el senegalés ni sus compañeros protestaron la decisión del colegiado. Roger, que ya ha lanzado unos cuantos esta temporada, no falló desde los 11 metros, engañó a Alberto Cifuentes en la ejecución y colocó a su equipo con una ventaja que el cuadro valenciano se encontró casi de casualidad, en una acción aislada.

Por segunda semana consecutiva, los gaditanos recibían un gol de penalti -el anterior había sido en el choque contra el Huesca- que le obligaban a ir a remolque, un mal hábito que se extiende a la cinco últimas jornadas. El intermedio irrumpió con una injusta derrota por la mínima de un Cádiz que si algo no merecía era ir por detrás. De nada le había servido controlar con claridad al líder, que con muy poco se había marchado a los vestuarios con un premio que no se correspondía con los pocos méritos que había realizado.

El Cádiz arrancó la segunda parte con energías renovadas con el firme propósito de empezar cuando antes la remontada. En el 52, entre un poste y un defensa levantino impidieron que el cabezazo de Sankaré a la salida de un córner acabara dentro de la portería. Cuatro minutos después sí llegó el 1-1, obra de Salvi. José Mari sirvió a Ortuño, quien dentro del área soltó un latigazo con el que estrelló el cuero en el larguero y el sanluqueño, atento al rechace, marcó con un derechazo por el palo corto.

El tanto espoleó aún más a los amarillos, lanzados a por una victoria para la que ofrecía argumentos. El dominio era tan absoluto como la insistencia en el área de un rival que no parecía estar a punto de ascender a Primera. En el 59, Garrido tuvo el segundo tanto en sus botas a un metro de la portería pero se topó con un inspirado Raúl Fernández justo después de que Sankaré fuese derribado dentro del área visitante pero ¡qué difícil es pitar un penalti a favor del Cádiz! Los amarillos siguieron a lo suyo y en el 63 Ortuño mandó fuera un remate con la espinilla con poco ángulo.

La superioridad de los locales era total. Faltaba el gol definitivo que se resistía mientras el Levante sólo aparecía en ataque una vez con un misil de Morales que desvió Cifuentes.

El reloj corría y Cervera se decidió a mover el banquillo en busca de frescura para el arreón final. Dio entrada a Nico Hidalgo y a Aitor en lugar de Salvi y Brian y retrasó a Álvaro García al lateral aunque en realidad siguió actuando de extremo. El Cádiz, con sólo tres defensas en el último sprint, achuchó de lo lindo pero el portero rechazó dos disparos de Aketxe, uno de ellos un libre directo lejano. Sólo existió un equipo, el amarillo pero cuando el gol se resiste no hay lugar a más.

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