El conjunto amarillo no fue capaz de pasar del empate ante el Mallorca tras ofrecer una pobre imagen ante su afición. Era un partido a vida o muerte y el equipo no pareció responder cómo se requiere en ese tipo de situaciones. El planteamiento inicial de Pellegrino de partida ya fue extraño, al jugar con tres centrales y dos carrileros. Como consecuencia de ese planteamiento, dejó a Robert Navarro como hombre libre y un tanto desconcertado. 

La apuesta salió mal. A los 12 minutos el Mallorca ya se había adelantado en el marcador. No hubo reacción en toda la primera parte. Solo un remate acrobático de Chris Ramos, el único que puso algo de fe, en las postrimerías de la primera mitad inquietó algo a los baleares. 

Tras el descanso, ya con la vuelta al dibujo habitual, el Cádiz mejoró algo. Al menos para conseguir el empate, que fue de Omar Mascarell en propia puerta en el minuto 59. Había tiempo de sobra pero desde el banquillo no se supo sacar partido a la situación. Un par de zarpazos con algo de peligro, lo único de un Cádiz que con la igualada tuvo que dar las gracias. Darder en el 86 mandó la pelota en el poste. Las declaraciones antes y después del partido del entrenador tampoco ayudan. Este año, el milagro de la salvación parece más lejos.