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Amenaza chicharrera

  • El conjunto insular recorre su cuarta temporada consecutiva en Segunda A y camina de menos a más con el reto de dar el salto a la élite

José Mari es sujetado por Germán Sánchez en un lance del partido entre Tenerife y Cádiz de la primera vuelta.

José Mari es sujetado por Germán Sánchez en un lance del partido entre Tenerife y Cádiz de la primera vuelta. / lof

El Tenerife comparece en el estadio Ramón de Carranza instalado en uno de los puestos a los que aspiraba al comienzo del campeonato liguero. Cuarto clasificado en su cuarta temporada consecutiva en Segunda División A, transforma sus modestos objetivos de permanencia de campañas anteriores en ambiciosas aspiraciones de regresar a la élite del fútbol español, las de un con club con peso histórico que llegó a disputar competiciones europeas en su etapa más gloriosa ve ahora algo más cerca la posibilidad de ascender a Primera División por la vía de la promoción, a la que trata de agarrarse con fuerza envuelto en idéntica puja que el Cádiz.

La entidad insular transita por los parámetros de la estabilidad económica -se notan esas cuatro campañas seguidas en la Liga de Fútbol Profesional tras abandonar el pozo de la Segunda División B- y con esa tranquilidad se centra de lleno en la parcela deportiva con el reto de intentar dar el gran salto de categoría.

Para buscar la campanada se apoya en una plantilla que combina la continuidad con la renovación, con una edad media de 27,2 años -similar a la del conjunto amarillo, de 27,6- fruto de la mezcla de juventud y veteranía. Los experimentados Carlos Ruiz (33 años), Raúl Cámara (33), Vitolo (33) y Aitor Sanz (32), conocedores de la filosofía del club, aportan jerarquía y llevan el timón en un vestuario en el que los más jóvenes adquieren un rol relevante, como son los casos de Amath (20), Choco Lozano (23), Omar Perdomo (23). Joudini y Cristo González (19). Una delantera imberbe pero efectiva.

Bajo la batuta de José Luis Martí, el Tenerife es un rival rocoso, incómodo, capaz de complementar el trabajo físico con la calidad, como ya demostró en el choque de la primera vuelta contra el Cádiz. El técnico, en su segundo curso en el banquillo del equipo isleño -al que llegó en la recta final del pasado ejercicio- suele aplicar un 4-4-2 o un 4-4-1-1 como punto de partida aunque cambiante en función de desarrollo del cada encuentro.

La escuadra canaria destaca por su elevada capacidad para proteger su portería. De hecho, es el tercer equipo menos goleado con 25 tantos en contra (un promedio de 0,8 por partido). Además de su fortaleza defensiva, despliega consistencia en la media con Vitolo y Aitor Sanz y rapidez tanto en las bandas (Suso Santana y Aarón Ñíguez) como en los últimos metros de cara a puerta (Amath, Cristo González y Choco Lozano, aunque este último no jugará al estar con la selección de Honduras).

El Tenerife llega a Cádiz después de sumar tres jornadas concatenadas sin ganar que no emborronan su buena trayectoria en una temporada en la que ha ido de menos más gracias a la solidez de un bloque compacto del que forman parte varios jugadores con pasado cadista: el portero Ismael Falcón, el defensa central Germán Sánchez y el lateral izquierdo Camille.

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