Una de las curiosidades que dejó el encuentro entre el Cádiz y el Real Oviedo fue el múltiple papel que le tocó desempeñar a Álvaro García, que apareció por varios sitios por exigencias del guión. Hasta tres posiciones llegó a ocupar a lo largo de los 90 minutos, siempre en función de las necesidades que tenía el equipo en cada momento.

El utrerano empezó el partido en su posición natural de banda izquierda, como lo suele hacer desde el comienzo de la temporada, y por esa zona se desenvolvió durante toda la primera parte, a la que se llegó con el marcador adverso de 0-2. Los dos cambios (Nico Hidalgo y Aitor sustituyeron a Abel Gómez y Salvi) que realizó en el intermedio el preparador cadista, Álvaro Cervera, en busca de la reacción provocaron un movimiento sobre el césped y Álvaro García pasó del costado izquierdo a la zona de tres cuartos como acompañante de Alfredo Ortuño en la delantera, un puesto que ya conoce y que tan buen resultado dio al Cádiz durante la exitosa fase de ascenso a la categoría de plata. Como segunda punta apenas duró un cuarto hora. Y es que cuando el entrenador apostó por dar entrada a Dani Güiza, en el último intento -infructuoso- por tratar de levantar el 0-2, el jerezano se colocó en su posición natural de atacante y de nuevo fue Álvaro García el que cambió de localización en el campo. Regresó a la banda izquierda pero en esa ocasión como defensa, en el lateral para ocupar el espacio que había dejado Brian.

Tres roles distintos para el zurdo, que trabajó siempre al servicio del equipo aunque no consiguió brillar, como tampoco lo hicieron sus compañeros en un encuentro para olvidar.

La versatilidad es una de las cualidades más valoradas en un futbolista y Álvaro García ejerció la función de multiusos cuando Cervera intentó hacer variaciones para revertir una situación complicada.