No corren buenos tiempos para el Club Polideportivo Cacereño, que sigue en el farolillo rojo del grupo IV y está viviendo una semana convulsa por diferentes motivos. El más importante acaeció ayer, cuando se produjo la destitución de Aitor Bidaurrázaga como entrenador del equipo. Todo ello tras un fin de semana en el que se ha conocido que el equipo no pudo pagar el recibo arbitral y que a la plantilla le adeudan ya la nómina de octubre.

La cuerda se ha vuelto a romper por el lado más frágil y el primer entrenador del equipo verderón, Aitor Bidaurrázaga, dejaba ayer de ejercer su labor al frente de la plantilla en la que se pondrá manos a la obra Ángel Marcos, anteriormente director general del club.

La nueva decisión hacia el ya extécnico es que no abandone la disciplina de la entidad puesto que seguirá como segundo de Marcos, igual que la temporada pasada. El segundo de Bidaurrázaga, Tomás García Calvo, también seguirá perteneciendo al seno del club aunque por el momento se desconoce su nueva ocupación.

Ángel Marcos se hará cargo, por sexta vez en su carrera, del club al que hizo campeón de Segunda B en el grupo I en la temporada 1997-98.

Por otra parte, el colegiado del partido ante el Betis B recogió en el acta que el delegado del Cacereño le comunicó una vez finalizado el encuentro que no iban a hacer frente al pago del recibido, cantidad que asciende a 1.397 euros. Todo esto con una mensualidad pendiente de abono a la plantilla.