En 2012 el rey Guillermo Alejandro adquirió una residencia de verano en Grecia, concretamente en la idílica localidad de Kranidi, en el Peloponeso, por 4,5 millones de euros. Como toda estancia real que se preste, la nueva casa necesitaba de un sistema de protección a la altura de los requisitos de un jefe de estado y fue esto lo que llevó a negociaciones territoriales. Un abogado griego se desplazó a La Haya para pactar con el ministro holandés Ivo Opstelten la adquisición de más terrenos a los vecinos del regio inmueble. Holanda compró así el perímetro a la regia casa para construir una valla de seguridad, con dos franjas de 1.034 y 376 metros cuadrados. El acuerdo fue favorable a los deseos del gobierno holandés y se hizo por una vigencia de 30 años.

Hasta aquí la situación diplomática parecía lo normal que pueden ser las cosas de palacio, pero las alarmas han saltado en la opinión pública holandesa: según documentos oficiales a los que ha tenido acceso la cadena de televisión privada RTL el Estado holandés ha pagado por esa valla diez veces más de lo que valía ese terreno en el mercado. El precio justo de la valla griega habría sido de 35.414 euros, pero las arcas holandesas han pagado 461.000 euros, casi medio millón por una franja de tierra.

No es la primera vez que los reyes de Holanda se enfrentan a la polémica por sus propiedades. En 2009 tuvieron que deshacerse de una finca que tenían en Mozambique por las críticas y la presión social. Los holandeses no veían con buenos ojos que sus monarcas se hubieran permitido una finca tan lujosa en un periodo de acuciada crisis, y los reyes respondieron así: vendieron la finca de Mozambique para comprarse esta de Grecia que va camino de convertirse en otro problema.

Los medios holandeses quieren saber ahora cuánto dinero público se está gastando en extremar las medidas de seguridad de los monarcas. Por su parte el Servicio de Información del gobierno holandés no ha querido pronunciarse aún sobre los detalles de este extraño acuerdo entre un vecino heleno, un abogado griego y un ministro. Desde el ejecutivo de los Países Bajos sí se ha respondido que el dinero que se está gastando "es necesario para las medidas de seguridad que se exigen".