Tiene muy pocos días libres en verano. Colaborar todos los días en Zapeando, hacer una gira de monólogos y preparar su espectáculo de humor Morgadeces son las tareas que ocupan la mayor parte de la agenda de Ana Morgade. De lunes a viernes a media mañana acude a los estudios de La Sexta. Allí se reúne con el director, los guionistas y los compañeros del programa capitaneado por Frank Blanco. Hacia la una del mediodía baja a maquillaje, después hacen una última reunión y a las cuatro menos cuarto de la tarde comienza el directo. "Me encanta quedarme sin vacaciones por estar en este programa rápido, frenético y con la magia del directo. Con lo que nos costó arrancar ya lo consideramos como nuestro niño", asegura la humorista. Lo bueno es que a las cinco y cuarto las cámaras se apagan y el día de trabajo en la cadena termina. En ese momento Ana intenta desconectar en la medida que puede de todo lo relacionado con su vida laboral. "Hay que intentar llevar una vida, saber desconectar del trabajo, despegarse del móvil y de las redes sociales, no tomarte a la tremenda ni cuando dicen que eres maravillosa ni cuando te ponen a parir". Pero hay días que es complicado llevar esto a cabo porque cuando sale de la tele solo tiene unas horas para concentrarse en el monólogo que tiene que hacer por la noche, a veces en Madrid o a veces en otro lugar de España. Su positivismo le ayuda a organizarse muy bien. "El gobierno nos tiene muy mal acostumbrados con según qué condiciones y yo tengo la suerte de dedicarme a lo que me gusta y además tener tiempo libre", dice la madrileña.

El tener tanto trabajo le hace exprimir al máximo sus días de descanso. "Lo que más me gusta es despertarme cuando me lo pida el cuerpo, el despertador es el peor invento del mundo", dice divertida. "Mi mejor plan un día libre es no comer en casa, almorzar en una terraza con mis amigos. Cogemos cada uno una revista o periódico y nos vamos poniendo al día de lo que lee cada uno. Nos pueden dar las tantas así". Si tiene varios días libres seguidos aprovecha para viajar porque piensa que "es una pena quedarse sentado cuando hay tantos sitios bonitos que ver en el mundo". El destino es lo de menos "mientras se coma bien y haya gente simpática". Ana no es de las que aprovecha las vacaciones para dormir pronto, todo lo contrario. Se considera "muy nocturna" y cuando no tiene que trabajar le encanta hacer planes con sus amigos para disfrutar de la noche.