Abdullah y Álvaro García jugaron con fuego la noche del pasado martes cuando se enzarzaron en una discusión muy tensa en la que existió contacto físico en presencia de los más de 11.000 espectadores que acudieron al Ramón de Carranza, en el transcurso del Cádiz-Numancia. Si el árbitro se hubiera dado cuenta de esa acción, los dos hubieran sido expulsados, con lo que significaba en ese momento quedarse con dos jugadores menos.

El centrocampista francés y el extremo utrerano perdieron los papeles tras discutir por una jugada en la que el equipo cedió la posesión del balón; de las palabras pasaron a los gestos violentos y buena parte del público se percató de lo que había sucedido. De ahí al final se registraron pitos para Abdullah cada vez que tocaba el esférico. La afición es soberana y, de alguna manera, entendió que el galo tenía mucha parte de culpa en lo sucedido. Si el colegiado Díaz de Mera Escudero hubiera parado en ese momento el juego, los dos hubieran visto la tarjeta roja por "conducta violenta". Con la normativa en mano, muy posiblemente la sanción hubiera sido de dos encuentros.

La presencia de Quique Pina sobre el césped al acabar el duelo, para apartar a Abdullah, es la prueba evidente de la gravedad que alcanzaron los hechos que pudieron cambiar el brillante rumbo final del partido.

Desde el Cádiz no se ha hablado de forma oficial del bochornoso episodio, aunque es probable que haciendo valer el régimen interno los dos jugadores reciban una sanción económica.

El que sí habló ayer fue Álvaro García, pidiendo disculpas en su cuenta de Twitter: "Ante todo pediros perdón, la imagen que hemos dado ambos ha sido lamentable y por mi parte jamás volverá a pasar".