Salvi disfruta días de intensa felicidad por haber vivido la grata y a la vez inolvidable experiencia de pertenecer a la plantilla del Cádiz que ha conseguido el ascenso a Segunda División A. Además de la gran recompensa colectiva que significa subir a la categoría de plata -el club acumulaba seis años atascado en el tercer peldaño del fútbol español-, el sanluqueño también recoge premios individuales en reconocimiento a su buena temporada, en la que demostró se evolución como jugador y su capacidad para poder batirse el cobre en una división superior.

Salvi sobresalió durante la campaña por su velocidad por la banda, por su capacidad de desborde, por sus goles y por su esfuerzo sin límite en defensa del escudo. Sudó la camiseta de principio a fin y cuando de lesionó trabajó a destajo para recuperarse cuanto antes.

"Es un orgullo llevar esta camiseta que representa a toda una provincia", afirmó el extremo derecho en una afirmación de sentimiento cadista. Uno de los rasgos que caracterizan a Salvi es su humildad. "Llegué aquí siendo un don nadie y el Cádiz me ha dado la posibilidad de protagonizar un ascenso", añadió el futbolista, ilusionado con el inminente futuro en Segunda División A.